Los datos desmontan los ataques de Podemos: «Madrid es la ciudad más abierta para salir del armario»
Expertos del colectivo LGTBI y cifras policiales echan por tierra las acusaciones de homofobia contra Ayuso por parte de Pablo Iglesias
La historia de la bandera arcoíris, símbolo del orgullo gay
El aún vicepresidente segundo del Gobierno y candidato de Unidas Podemos a la Comunidad de Madrid, Pablo Iglesias , prendió la mecha la semana pasada cuando afirmó que un amigo homosexual le dijo: «Si gana Ayuso, me voy a Valencia porque empiezo a notar ... otra vez que en Madrid hay presión homófoba. A mi chico y a mí nos han dicho cosas por la calle. Ese es el ambiente que está generando esta gente».
Lo hizo en el transcurso de una entrevista en tono claramente de campaña electoral , vinculando los episodios de homofobia en la región con la actual presidenta autonómica. Y poniendo como ejemplo contrario a Valencia, una comunidad gobernada por el PSOE y Compromís. Sin embargo, tanto los datos como las estadísticas policiales y la propia opinión de los expertos en la lucha contra estos delitos de odio señalan todo lo contrario: los ataques al colectivo LGTBI han bajado y, además, muchos gais y lesbianas vinculan la capital a un lugar donde poder desarrollar su sexualidad de manera plena y ‘sin armarios’.
La última estadística del Ministerio del Interior recoge todo el ejercicio 2019. El ‘Informe de la evolución de los delitos de odio en España’ apunta que la Comunidad de Madrid (6,7 millones de habitantes) registró 40 infracciones penales por homofobia , frente, por ejemplo, a los 101 de Cataluña (con una población de 7,7 millones de personas).
Odio por ideología
Se da la circunstancia de que los llamados delitos por orientación sexual e identidad de género no son, dentro de los de odio, los más numerosos. Curiosamente, son los motivados por causas ideológicas (y de largo) los que suman más denuncias, doblando el total nacional a los cometidos a la comunidad LGTBI. Lo mismo ocurre con el racismo , que se sitúa en segundo puesto en el cómputo global.
Pero si la comparativa la hacemos por provincias, Madrid, con sus 40 casos de homofobia denunciados ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, se sitúa en la mitad de la siguiente más poblada, Barcelona (5,7 millones de habitantes), que tuvo 79 en el año 2019.
Más allá de los fríos datos, está el trabajo que hacen las asociaciones de apoyo y reivindicación de gais, lesbianas, bisexuales y transexuales. Rubén López es presidente de Arcópoli y director del Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia. Desde este organismo no pretenden entrar en la disputa política ni posicionarse con ningún partido, pero cuestionado sobre si Madrid es un lugar peligroso para el colectivo, apunta. «Aún no hemos terminado el conteo de casos de 2020, pero no han subido con respecto a 2019, año en que también bajaron. La primera causa es porque no hemos salido de casa debido al confinamiento . Las agresiones homófobas se incrementaron en 2015, 2016 y 2017; ahí sí tuvimos un importante aumento, sobre todo con agresiones a la salida de locales», explica López a ABC.
Sobre las palabras de Iglesias, apunta: «Creo que no debemos crear alarma y hay que ajustarse a los datos. Sí hay una sensación de que existe gente de una determinada ideología política que ve en la visibilización LGTBI una provocación y reaccionan de forma violenta». Y sentencia: « Madrid es la ciudad más abierta en materia LGTBI y la gente sigue viniendo a Madrid a salir del armario y a vivir como quiere ser. Las políticas LGTBI en la Comunidad de Madrid no han sufrido un gran cambio en los últimos años».
Con todo, los expertos recuerdan que no hay que cerrar los ojos frente a los ataques que sí se producen contra gais y que se denuncian, como el que publicó este diario hace unos días . Este 7 de marzo, un joven de 25 años tomó la línea 5 de Metro en Marqués de Vadillo, dirección Aluche. Inopinadamente, un hombre se subió al vagón, le llamó «¡Hijo de puta! ¡Maricón!» y le golpeó en la cara. A punto estuvo de perder un ojo.
Sin 'PIN parental'
Otro asunto polémico a nivel político y con el que pretende Podemos azuzar a la población es el tan traído y llevado ‘PIN parental’. Ya durante la negociación de la investidura de Isabel Díaz Ayuso como presidenta, tanto PP como Cs tuvieron que bregar con la insistencia de Vox (cuyos votos necesitaban para formar Gobierno) en implantar esta figura, consistente, a grandes rasgos, en que un padre podría exigir que su hijo saliera de un taller o charla (o directamente no acudir a ella) en caso de que se trataran temas de género o sexuales que no fueran acorde con sus ideas. Tanto Ayuso como el cabeza de lista de Cs, Ignacio Aguado, se negaron a transigir. No iban a pasar esa línea roja. Es más, propusieron (y así se recogió en el acuerdo de 155 puntos de la coalición) la posibilidad de que el centro educativo en cuestión informara a los padres al inicio del curso del programa de charlas y quiénes las impartirían. Siempre dentro de la autonomía del docente. Algo que, por lo demás, ya se venía haciendo.
Ahora, en plena precampaña, todo apunta a que Vox volverá a la carga con el asunto y Ayuso, la favorita en las encuestas, deberá pactar con los de Rocío Monasterio para revalidar la jefatura del Gobierno regional. Sin embargo, sobre el asunto del ‘PIN parental’ no parece que la baronesa popular vaya a cambiar de opinión. La primera y única comunidad autónoma donde se va a implantar será Murcia.
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