Crimen de Las Letras: el triángulo amoroso que acabó en una nave okupa de San Blas

La Policía cierra el caso tras detener a un segundo implicado en un bloque abandonado

La nave okupada, en la calle de Santa Leonor FOTOS: DE SAN BERNARDO
Aitor Santos Moya

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Por delante de la nave okupa de la calle de Santa Leonor (números 29-33), el trasiego de personas es escaso. También el de coches, en una época marcada por el estado de alarma, que afecta sobremanera a zonas industriales como esta del barrio de Simancas (en el distrito de San Blas-Canillejas). Las casas de vecinos más próximas, en su mayoría, «lofts» de oficinas acondicionados para uso habitacional, apenas presentan actividad. Un hombre de origen rumano mira a ambos lados nada más detenerse frente a la entrada. De forma sosegada, rebusca en su bolsillo y saca una llave; eleva de nuevo la vista y se pierde dentro del edificio cargado con un carrito de la compra. La escena tiene algo de inquietante , más si cabe, tras lo acontecido el pasado martes. El pequeño portón metálico ya está arreglado, solo dos días después de que la Policía Nacional lo echase abajo para detener a un joven rumano de 28 años por su presunta implicación en un homicidio.

Los hechos por los que es arrestado se remontan al 14 de marzo, justo el día en que se decretan las medidas de reclusión. A las 8 de la mañana, varias unidades de la Policía Nacional se personan en un domicilio de la calle del León, en el barrio de Las Letras, alertados por una reyerta. Al llegar, encuentran el cuerpo sin vida de un hombre, de 36 años y natural de Rumanía, con signos evidentes de haber sido golpeado y acuchillado . Las trazas de sangre denotan lo violento del embate. En la vivienda se encuentra un hombre español de 61 años, quien trata de hacer creer a los agentes que su novio se ha suicidado tras una fuerte discusión entre ambos. Pero el relato pronto se desvanece.

Los miembros desplazados del Grupo VI de Homicidios, encargado de la investigación del caso, y de la Sección de Delitos Violentos (DEVI) de la Policía Científica, examinan el escenario y determinan que algo no cuadra. Ni los golpes ni las puñaladas han podido ser autoinfligidos. Acorralado por sus incongruencias, el sexagenario es detenido allí mismo como principal sospechoso de la muerte de su pareja. Caso cerrado. Sin embargo, los testimonios recabados hacen sospechar a los investigadores de la posible participación de una tercera persona; tesis que corrobora la científica tras el análisis de los vestigios recogidos.

Agentes de la Policía nacional revientan la puerta para entrar al inmueble

Las pesquisas se trasladan entonces a un inmueble abandonado de la calle de Santa Leonor. Confirmada su implicación, los agentes llevan a cabo un amplio operativo para proceder a su detención. El individuo, que cuenta en su historial con siete arrestos previos, es localizado en una de las estancias del bloque, que comparte con varias personas de su misma nacionalidad. En el registro se halla un arma blanca de fabricación artesanal, compuesta por dos cuchillos unidos a un mango. Encajadas las piezas del puzle , los agentes determinan que los tres están relacionados con el mundo de la prostitución masculina.

A tenor de las declaraciones recabadas, queda claro que el primer arrestado mantenía una relación con el fallecido. Lo que falta por esclarecer es si el segundo implicado también lo estaba a nivel sentimental o su nexo con la pareja solo estaba motivado por una cuestión de negocios. Los dos supuestos autores duermen ya en prisión –provisional– a la espera de ser juzgados.

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