Crimen de Chamberí: el parricida fue arrestado en plena calle tras tratar de huir en calzoncillos

El detenido por el presunto asesinato de su padre está ingresado en el Hospital Clínico San Carlos para su evaluación psiquiátrica

Imagen de archivo de una patrulla de la Policía Nacional ABC

S. L.

La Policía Nacional detuvo ayer a un joven de 25 años por matar a su padre, de 64, tras una discusión entre ambos en el domicilio de la víctima, en la calle de Gaztambide, 8, en el distrito de Chamberí . El presunto parricida, de nacionalidad española -la misma que su progenitor- está ingresado en el Hospital Clínico San Carlos para su evaluación psiquiátrica.

Los hechos sucedieron sobre las 22.40 horas, cuando, durante la riña familiar el arrestado se abalanzó sobre su progenitor, al que atacó varias veces con un cuchillo y acabó degollándole. Una vecina dio el aviso al 112 al ver la pelea entre ambos a través de su ventana. Según su relato, progenitor había caído al suelo y no se levantaba.

A la zona se dirigieron agentes de Policía Nacional y un indicativo del Summa 112. Ya en el domicilio, los sanitarios vieron que el hombre tendido en el suelo tenía diversas heridas de arma blanca, varias en el cuello. Aún así estaba consciente. Realizaron tareas de reanimación ante su situación de parada cardiaca pero, sin éxito, solo pudieron confirmar el fallecimiento. Uno de los cortes, tal y como relataron los facultativos, era «muy importante», lo que provocaba «abundante» sangrado. A los pocos minutos mientras los efectivos del Summa trataban de estabilizarlo, el hombre entró en parada cardiorrespiratoria que «desgraciadamente» no pudo revertirse, explicó la jefa de guardia del 112 Josefina Guerrero.

Mientras tanto, el presunto parricida trató de huir ensangrentado, aunque fue interceptado por la Policía a pocos metros del domicilio. Marta, una vecina que estaba trabajando en esos momentos, explicó a Efe que escuchó gritos y se asomó al patio interior, allí el resto de residentes le contaron que el presunto agresor, joven y corpulento, había bajado las escaleras hacia la calle manchado de sangre y en calzoncillos. Otro vecino, Miguel, escuchó ruidos fuertes, como de rotura de platos, algo que le sorprendió porque nunca habían oído peleas.

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