Crecen los casos de exhibicionistas que acosan a mujeres solas en verano
Los últimos episodios denunciados han tenido lugar en el distrito de Barajas y Valdemoro
Caminar sola por la calle fue su condena más inesperada. El pasado sábado, una joven se vio sorprendida por un hombre, de unos 40 años y origen español, vestido por completo de negro, que comenzó a masturbarse frente al polideportivo municipal de Barajas. El sujeto, de complexión fuerte, intimidó a su víctima con una serie de comentarios obscenos que, por suerte, no pasaron a mayores. Días antes, esta vez en la localidad de Valdemoro, otra mujer tuvo que huir a la carrera tras toparse con un varón, también de mediana edad y con una marcada alopecia, que intentó agarrarla mientras le enseñaba el pene. La afectada logró encontrarse con una amiga y entre las dos optaron por hacerle frente. Solo ahí el individuo puso fin a la persecución y abandonó el lugar a toda prisa.
Estos dos casos apenas representan una pequeña muestra de un problema que se agudiza con la llegada de las buenas temperaturas. A finales de mayo, este periódico ya alertaba de cuatro situaciones de esta índole cometidas presumiblemente por un mismo autor en la zona que une la estación de Príncipe Pío, el paseo de Madrid Río y la entrada más próxima a la Casa de Campo. En todos ellas, la estrategia del sospechoso siempre era la misma: seguir a sus objetivos hasta alcanzar un punto más apartado, en el que poder masturbarse sin riesgo a ser sorprendido por terceras personas.
Por aquel entonces, la Policía Local de Valdemoro arrestaba a un varón como presunto autor de un delito contra la libertad sexual en la vía pública. Los agentes acudieron de noche a los aledaños de la estación de tren después de que varios testigos advirtieran de que esta persona había exhibido sus genitales frente a un grupo de menores. Dada la edad de los afectados, el sujeto fue detenido acusado de exhibicionismo.
El problema, no obstante, versa justo en la tipificación del delito de exhibicionismo. El Código Penal solo lo contempla cuando la víctima es menor o presenta algún tipo de discapacidad. «El que ejecutare o hiciere ejecutar a otra persona actos de exhibición obscena ante menores de edad o personas con discapacidad necesitadas de especial protección, será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o multa de 12 a 24 meses», recoge el capítulo IV del artículo 185.
Violencia o intimidación
Por tanto, son muchas las mujeres, mayores de edad, que se encuentran desamparadas ante este tipo de actos. Para que puedan ser condenadas estas conductas se debe probar la violencia o la intimidación. La diferencia, no obstante, suele apoyarse en las intenciones del responsable. Por ello, ante cualquier episodio, donde la víctima se sienta atemorizada o haya recibido comentarios obscenos, es fundamental ponerlo en conocimiento de las autoridades.
Cuestión aparte sería que el autor lleve a cabo actos que atenten contra la libertad o indemnidad sexual de otra persona, sin que esta haya consentido y sin emplear la violencia, fuerza o intimidación, lo que significaría incurrir en un delito de abuso sexual. Hechos como los denunciados a mediados de julio en Fuenlabrada, donde un varón de más de 30 años y de nacionalidad suramericana abordó a dos adolescentes en sendos ascensores y diferentes días y las amenazó con practicarles actos sexuales a la fuerza. De los dos sucesos, que tuvieron lugar en el distrito Centro-Arroyo-La Fuente, al menos uno se produjo a primera hora de la mañana, cuando la víctima se disponía a abrir su portal. El agresor entró detrás de ella y esperó hasta que ambos estuvieran dentro del elevador para amenazar a la joven.
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