Coronavirus
Los primeros sintecho de Ifema: «Tengo miedo a enfermar y a que me multen. Aquí estaré mejor»
El recinto ferial recibe a los primeros 150 inquilinos que pasarán en el pabellón catorde el estado de alarma por coronavirus
Coronavirus, la última hora del COVID-19 en España, en directo
Cristian espera paciente bajo el cielo nublado de Madrid. Cruza las manos, las descruza, se las guarda en los bolsillos en una suerte de coreografía que repite hasta la saciedad. Cuando se cansa, comienza con los pies: camina hasta el bordillo de la acera, da un paso adelante y luego otro atrás, siempre un su sitio para no perder el hueco que le corresponde entre los otros 150 sintecho que aguardaban ayer ante las puertas de Ifema para hacerse inquilinos, durante el tiempo que se mantenga la reclusión impuesta por el estado de alarma , de las camillas instaladas en el pabellón catorce. «Tengo miedo a enfermar y a que me multen por estar en la calle. Aquí estaré mejor», dice el joven, de solo 25 años, que llegó a España desde Rumanía hace menos de doce meses.
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Posee formación básica y encontró empleo en un bar de la capital como lavaplatos en el que –afirma– le pagaban en negro 40 euros por cada jornada de trabajo. Con la orden de cierre de los restaurantes, hace solo una semana, comenzó su pesadilla. «Me echaron porque al no haber trabajo no necesitan a nadie que friegue. Con lo que ganaba pagaba una habitación de hostal para dormir», explica el inmigrante, que lleva pernoctando varias noches en las terminales del aeropuerto .
Poco después de las cuatro de la tarde de ayer, las puertas de Ifema se abrieron para que empezasen a pasar los mendigos , que hicieron cola sin respetar la distancia de seguridad impuesta por el coronavirus . Ingresaron en grupos de diez, por orden de llegada y acompañados de los empleados públicos del Samur Social .
Uno de los primeros en acceder a lo que otrora era una sala de congresos y ahora se ha convertido en un albergue controlado por la Unidad Militar de Emergencias (UME) fue Antonio, colombiano, de 54 años y residente en España desde hace seis. «Llevo cuatro días durmiendo aquí, desde que me enteré de que el Ayuntamiento iba a abrirlo. Me monté una "casa" con varias cajas de cartón para no quedarme sin cama», asegura el hombre, que antes pasaba los días en los albergues de la campaña del frío: «Sé que en cuanto entre no podré salir, pero lo mejor por salud es que nos recluyan dentro , aunque tarde semanas en volver a pisar la calle».
En el interior, tendrán duchas, aseos, agua caliente y servicio de farmacia, comedor y lavandería. También recibirán atención sociosanitaria y diferentes ofertas de ocio, explicó el responsable de Samur Social, Darío Pérez . Su objetivo es que nadie que demande plaza se quede en la calle.
Este es el caso de Vasile y Nerina, pareja. Él es rumano; ella, venezolana, y se conocieron hace tres años en un comedor social de Torrejón de Ardoz . Vasile tan solo ve sombras, por un problema en la retina del que no consigue ser operado, y Nerina es su muleta, sus ojos. Fue una trabajadora social la que les dijo que fuesen a Ifema, sin saber que el espacio está solamente destinado a hombres . Cuando se entera, grita que no quiere entrar, aunque los trabajadores del Samur Social le explican que estará acompañado, que le colocarán la cama cerca de los baños y que recibirá asistencia. «No me gusta cómo chilla esta gente, me pone nervioso», le dice, en alusión a los demás sintecho, a la trabajadora, que le responde que al menos tendrá un techo y las necesidades básicas cubiertas. «Ella es la única persona que se preocupa por mí, que me ayuda, sin ella no entro», contesta, mientras su pareja le anima a entrar al recinto. No lo consigue. Las puertas de Ifema, ya con sus 150 moradores, se cierran al tiempo que Vasile y Nerina ponen rumbo, de nuevo, a las calles de Torrejón .