Confusión en el primer chapuzón: «Me quedo sin piscina por no tener internet en el móvil»

La venta de entradas «online» ha complicado a algunos el acceso a los recintos municipales en su primer día de apertura

En vídeo, el primer día de apertura de la piscina del CDM Vicente del Bosque ABC

Cris de Quiroga

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Bajo un sol de justicia y entre una pequeña cola de personas, la voz de Carmen se elevaba ayer a las puertas del Centro Deportivo Municipal (CDM) Vicente del Bosque . «Yo me saco el bono todos los meses, esta es la piscina de mi barrio , conozco al personal, llevo viniendo desde pequeñita...», trataba de explicar. No obstante, los empleados que guardaban el acceso le instaban a seguir las nuevas reglas y comprar la entrada «online» para uno de los dos turnos del día.

«Me dicen que, como no pone mi turno, no puedo, porque puede haber picaresca y la gente puede venir también por la tarde», farfullaba a ABC después de darse por vencida. Carmen no fue la única confundida de la mañana; hubo otras personas que llegaron a esta piscina municipal a espaldas de las Cuatro Torres con las manos vacías. Sin embargo, ellos pudieron adquirir la entrada en la misma puerta. «Me voy a quedar sin piscina por no tener internet en el móvil», criticaba Carmen, antes de marcharse con su indignación.

El CDM Vicente del Bosque, en el distrito de Fuencarral-El Pardo, fue uno de los cinco recintos (junto con los centros de Orcasitas, San Fermín, Moratalaz y Aluche) que estrenaron ayer el primer chapuzón de un verano marcado por la pandemia. Durante los próximos días abrirán otras instalaciones, en total, 14 piscinas al aire libre —además de 23 climatizadas, para uso deportivo y recreativo— que estarán disponibles hasta el 15 de septiembre .

Confusión inicial

La apertura está condicionada a la «nueva normalidad» impuesta por el Covid-19 : aforo limitado al 50 por ciento , división del horario en dos turnos para poder acometer una limpieza de las instalaciones (de 10 a 14.30 horas y de 16.30 a 21 horas) y reserva de entradas por internet o a través de la aplicación AvisosMadrid. Eso sí, un 10 por ciento de las entradas disponibles están reservadas para mayores de 65 años y personas con discapacidad, que además podrán adquirirlas en las taquillas.

Esta serie de cambios, el primer día, suscitaron cierta confusión. «¿Cómo controlo que alguien compre entrada por la mañana y luego vuelva por la tarde?», se preguntaba una de las empleadas en la puerta del CDM Vicente del Bosque, que ayudaba a los usuarios a escanear el código QR de sus pases.

Aunque no tuvieron la mala suerte de Carmen, el desconcierto también se adueñó de los que, días antes de la apertura, ya habían decidido asediar la piscina. « Nos costó mucho conseguir una entrada , te tienes que romper la cabeza», afirmaban dos jóvenes, David e Iván, tumbados sobre sus toallas después de bucear en distintas páginas web hasta encontrar su preciado tíquet. «Era imprescindible, era una obligación venir», zanja David.

No muy lejos, desperdigados por el césped, una veintena de menores charlaba y jugaba a las cartas. Sus monitoras, Pilar e Inma, incluyeron la visita a la piscina en la lista de actividades que realizarán durante estas dos semanas de campamento estival. «Antes nos íbamos de viaje, ahora hacemos turismo urbano », cuentan ambas jóvenes, miembros de la Asociación Valponasca , que ayuda a menores en riesgo de exclusión social. A ellas también les costó hacerse con las entradas. «Llevo 15 días llamando a la piscina, con el Ayuntamiento no hay manera de hablar... Al final, conseguimos las entradas para el grupo a última hora », aseguran.

Los pequeños imprevistos marcaron la puesta en marcha de un sistema diseñado a contrarreloj para esta situación extraordinaria. De hecho, ya avanzada la mañana, la avalancha de solicitudes en el último momento —algunos, en la misma puerta— colapsó el servidor donde adquirir las entradas. «A primera hora no ha habido ningún problema, con gente que la había comprado hace días», remarcaba una de las empleadas que controlaba el acceso del CDM Vicente del Bosque.

Aforo dentro del agua

Nada impidió, no obstante, que los niños saltaran al agua, entre gritos, mientras parejas se bronceaban al sol y familias enteras se protegían del calor bajo la sombra de los árboles. Y, como no hay mal que por bien no venga, los usuarios disfrutaron del límite de aforo. «Es una gozada, no hay tanta gente como todos los años . Es mejor para vigilar a los niños», dice Pilar. Este 2020, poco más de 2.000 personas pueden juntarse en el CDM Vicente del Bosque.

El aforo también está restringido dentro del agua. «Si antes podía haber 600 personas en cada piscina, ahora solo 300 », asegura Juan Miguel, uno de los cuatro socorristas que vigilan sendos vasos de más de 50 metros de largo. Además de su labor tradicional, estos profesionales deben estar pendientes de que se cumplan las medidas de seguridad, como la distancia interpersonal. Sin embargo, a lo largo de su primera mañana no han tenido que llamar la atención a ningún despistado. «La gente está siendo muy comprensiva, son ellos los que se acercan a preguntarnos qué pueden hacer», se alegra Juan Miguel.

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