El conductor de la EMT agredido: «Lo volvería a hacer»
Miguel Ángel, el piloto agredido, asegura que no se trataba de una agresión machista
Miguel Ángel no quiere protagonismo. Está sobrepasado por los acontecimientos y prefiere guardar silencio mientras se recupera en su domicilio con su pareja de las contusiones. No quiere hablar con los medios de comunicación, pero sí le ha contado a sus compañeros cómo fue lo ocurrido. Ha dejado claras dos cosas: «Lo volvería a hacer pese a lo ocurrido» y no se trató de un caso de violencia machista , sino un acto vandálico.
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Los cuatro jóvenes que acabaron golpeando a este hombre habían bebido. Regresaban de una noch e de fiesta y tomaron la línea 29 a las 7 de la mañana. Iban formando jaleo en el interior del vehículo, subiéndose a los asientos, pegando golpes y metiéndose con dos usuarias, al parecer las dos únicas viajeras ajenas a este grupo. A Miguel Ángel, que reconoció que le iban molestando y que a una de las pasajeras le hicieron llorar, se le agotó la paciencia. Recriminó a los jóvenes su actitud y en respuesta recibió una paliza que le dejó inconsciente. Tuvo que ser trasladado a la Clínica Ruber en estado leve. Allí permaneció ingresado dos horas.
Un despiste clave
Los agresores se dieron a la fuga, pero uno de ellos perdió su documento de identidad , un descuido que facilitó su detención por parte de la Policía Nacional más tarde. Se trataba de Ángel A. G., de 22 años. Los agentes se desplazaron hasta su domicilio y este, al que se arrestó en el portal, reconoció que había tenido una discusión con un conductor de la EMT.
La Policía arrestó el sábado por la tarde y el domingo por la mañana a dos responsables más de este delito: Carlos P. C., también de 22 años, y Álvaro D. R., de 19. El cerco se estrecha para el cuarto agresor, otro joven llamado José. La investigación la lleva la comisaría de Ciudad Lineal.
La Jefatura Superior de Policía de Madrid confirmó ayer a este diario que la agresión no contenía ningún tinte homófobo ni machista ni xenófobo, sino que se trataba de un comportamiento vandálico puntual.
Los testigos
Un dispositivo policial que prestaba servicio en la Embajada de Arabia Saudí socorrió al conductor. La versión ofrecida por la víctima cuando recuperó la consciencia coincidía con la de los testigos que se encontraban en el interior del autobús. A su narración se sumó otro ciudadano que manifestaba que su hijo acababa de subir a casa y le había contado que había oído a cuatro varones, que coincidían con las características que había ofrecido la víctima y los viajeros, alardear de la paliza que habían propinado al conductor.
El domingo, el trabajador agredido interpuso, con el apoyo de los servicios jurídicos de la EMT, la denuncia correspondiente en la Policía Nacional. El Cuerpo trata de dar con el paradero de la mujer que subió en el autobús junto a los agresores. Supuestamente fue la que acabó llorando por la actuación de los jóvenes.