Condenado a 15 años por asesinar a su expareja al negarse a volver con él

El procesado puso a la mujer uso una bolsa de plástico en la cabeza y un cinturón de albornoz alrededor del cuello, y comenzó a asfixiarla mientras la cortaba el cuello con un cuchillo de cocina

S.L.

La Sección 27 de la Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a un hombre a 15 años de prisión por asesinar a su expareja en marzo de 2014 en Madrid al negarse a volver con él, asfixiándola con una bolsa en la cabeza y asestándola varias cuchilladas en el cuell o. En la sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, la magistrada presidenta del tribunal del jurado condena a Juan Manuel G.C. como autor de un delito de asesinato con alevosía con el agravante de parentesco pero con el atenuante de alteración psíquica , y le impone una indemnización de 360.000 euros para los dos hijos y las dos hermanas de la víctima.

Tras atender el veredicto del jurado, que declaró culpable al procesado por unanimidad, la juez redactó la sentencia en la que considera probado que el 16 de marzo de 2014, María José S.C., de 49 años, acudió al domicilio del acusado, con quien había mantenido una relación sentimental desde principios de 2011 hasta mediados de 2013, y se negó a volver con él.

Ante esta respuesta, el procesado la puso una bolsa de plástico en la cabeza y un cinturón de albornoz alrededor del cuello, y comenzó a asfixiarla mientras la cortaba el cuello con un cuchillo de cocina de 20 centímetros de hoja cortante y 13 de empuñadura. Pese a que las heridas con el cuchillo no le afectaron a zonas vitales, la mujer murió de asfixia . Tras ello, el acusado cogió el teléfono móvil de la víctima y mandó varios mensajes haciéndose pasar por ella hasta que la Policía llegó a la vivienda.

La Sala señala que el condenado cometió el asesinato «sorprendiendo de improviso a la víctima de forma repentina y sin que la misma pudiera esperar dicho ataque». Eso sí, destaca que el acusado padece « un trastorno mixto de la personalidad , con rasgos límites y narcisistas», que le confieren una tendencia a comportamientos impulsivos en situaciones de tensión emocional y conflictos, aunque eso « no le impide distinguir entre el bien y el mal ». Y descarta que el procesado haya ingerido 300 pastillas de lorazepam, lo que hubiera anulado su capacidad de entender y querer.

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