Clases de Justicia para adolescentes
Jueces de la Asociación Francisco de Vitoria enseñan a los chavales las responsabilidades en que podrían incurrir con algunas acciones cuando cumplan los 18
Algo como subir una foto íntima de alguien a sus redes sociales sin su permiso, o amenazar a una ex novia tras una ruptura, puede convertirse en un delito si el que lo hace tiene ya 18 años. Los adolescentes, muchas veces, transitan a medio camino entre esa existencia plácida de la infancia, donde se amortiguan las aristas de la vida, y la realidad adulta con la que se enfrentarán cuando cumplan los 18. La iniciativa ‘Embajadores de la Justicia’, que ha puesto en marcha la Asociación de Jueces Francisco de Vitoria , pretende abrirles los ojos a la realidad judicial para que entren a ese periodo con suficiente madurez.
Desde hace dos años, magistrados acuden a las aulas durante varios meses para dar charlas a los chavales sobre la Justicia. Les explican sus fundamentos básicos, y responden a sus preguntas. Entre ellas, no falta la de quien se interesa por la parte más mediática de su labor : «¿Has mandado a alguien a la cárcel muchos años?», es una pregunta que nunca falta, como tampoco el interés por algunos juicios muy seguidos en la prensa. Pero también les sirven para tomar conciencia de que en muy poco tiempo, a partir de los 18 años, se convierten en adultos a efectos legales, y responsables ante la Justicia de sus actos. Lo que puede suponerles más de un susto por desconocimiento.
Los jueces que participan en la iniciativa les informan de cómo se llega a ser juez, cuál es su trabajo o cuántos tipos de juzgados hay. Y también les dan nociones de derecho, trasladándoles el Código Penal para Adolescentes, un texto preparado por el magistrado Francisco Javier Villarrubia y que les ilustra sobre las consecuencias penales de determinadas acciones.
Los jueces les dan nociones de derecho, y les trasladan el Código Penal para Adolescentes, que les ilustra sobre las consecuencias legales de determinadas acciones
Por ejemplo, se les explica que «matar a alguien sin querer, cometiendo una imprudencia grave, o conduciendo el coche o la moto» puede considerarse homicidio imprudente y lleva aparejada pena de prisión de uno a cuatro años. O que «pegarse con alguien, si la víctima necesita tratamiento médico o quirúrgico , es un delito de lesiones y lleva aparejadas penas de prisión de tres meses a tres años o multa». Mucho más grave si se pega o ataca a un policía, un profesor o un médico, cuando lo que se comete es atentado a la autoridad.
También «si pegas a alguien con una piedra, a un menor, a tu novia o a quien fue tu novia» y a consecuencia de ello «necesita tratamiento médico o quirúrgico (puntos, férula, escayola)» puede suponer «de dos a cinco años de cárcel». Y«un empujón o bofetada a tu novia o la que fue tu novia , aunque no le cause lesiones, es un delito de maltrato en el ámbito de la violencia contra la mujer y puede suponer prisión de seis meses a un año».
El castigo aparejado a quien incurre en amenazas, al que insulta a una ex novia o a sus padres, o la revelación de datos de personas –mediante vídeos en redes sociales, por ejemplo se deja negro sobre blanco. Ytambién aprenden la diferencia entre un hurto –llevarse algo sin forzar nada, por ejemplo de una tienda–, robo con fuerza – forzando cerraduras o ventanas , escalando muros o con las llaves de otro–, o robo con violencia –cuando se fuerza a alguien: «Dame todo lo que lleves»–.
Claves de futuro
En esta segunda edición, han participado 1.200 escolares de 3º y 4º curso de la ESO. La iniciativa ha contado con el apoyo de las Consejerías de Justicia y Educación de la Comunidad de Madrid. Las clases duran unos 50 minutos. Además de los conceptos jurídicos básicos, sobre su propia labor diaria, los jueces les alertan sobre esas prácticas antes mencionadas, que podrían convertirse en delitos cuando lleguen a la mayoría de edad, y que en la mayoría de los casos ellos desconocen.
Como explica el portavoz de Asociación de Jueces Francisco de Vitoria, Jorge Fernández Vaquero , «supone una enorme satisfacción haber podido realizar de nuevo esta actividad, que persigue un doble objetivo: dar a los jóvenes algunas claves del funcionamiento de la Justicia por parte de los propios jueces; y, también, informarles sobre algunos de los delitos más comunes en los que podrían incurrir, para prevenir y que sean conscientes de las consecuencias legales que conllevarían».
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