Clara Campoamor, en la Galería de Ilustres del Ateneo
La vetusta Institución coloca un retrato de una de las más férreas defensoras de la igualdad entre hombres y mujeres
Clara Campoamor es el valor de una ilustrada, de una liberal en el buen sentido de la palabra liberal. Su biografía lo demuestra. Lo cuenta, rotundo, Andrés Trapiello en 'Las Armas y las letras': «Fue una de esas personas que lo perdieron todo en la guerra , hasta el prestigio de los perdedores». Fue Carmen Eulalia Campoamor Rodríguez (bautizada como 'Carmen Eulalia' por un cura llamado Francisco Franco según se recordó ) la primera mujer en defender el derecho al sufragio femenino en España. Y en medio, esa dialéctica mantenida con Victoria Kent que muchos ocultan bajo las mantas de la hipocresía y la desmemoria histórica y que la comisaría de la exposición sobre la política, Rosa Capel , ha destacado.
Pero Campoamor fue también la primera mujer en formar parte de la Junta de Gobierno de la Casa. Por todo ello, la abogada y política ha sido homenajeada por el Ateneo de Madrid con la colocación de su retrato en la célebre Galería, que es una forma de justicia poética con más de dos minutos de aplausos contados por reloj desde que el presidente ateneísta, Luis Arroyo, y el ministro de presidencia, Félix Bolaños, han destapado su retrato, obra del pintor andaluz Paco Montañés. Memoria histórica de verdad. Aunque haya sido al medio siglo exacto de su fallecimiento, prácticamente ciega, allá en Suiza. Lo comentaba en la puerta de la Calle del Prado a ABC el propio Arroyo: hoy también se corrige otra «anomalía histórica».
Ya en el salón de actos, un previo musical del grupo 'Ensemble María de Pablos' ha puesto violín y piano y voz de la mezzosoprano Cristina del Barrio a textos de Machado o de la Pardo Bazán, también ateneísta. Antes de que el ministro de Presidencia diera su discurso, se han escuchado cosas interesantes que desmontan a Campoamor del imaginario más manido. Su sobrino nieto, Eduardo Campoamor, ha recordado que es el primer homenaje, en España, al que acude un «consanguíneo» de la política. Y ha revelado, igualmente, la acidez, el talento poético y la voluntad de su tía abuela. Después Blanca Portillo, zapatillas y bolso de Roberto Verino, declamaba aquel famoso discurso suyo, «La mujer y su nuevo ambiente». Se ha llenado un Ateneo remozado, entre mascarillas alternas. Han pasado la Delegada del Gobierno y Simancas, saludador, y otras autoridades.
Enterrada en San Sebastián, «una de sus ciudades», este sábado, quien ha querido, ha tenido una lección de memoria histórica delante del ministro Bolaños, que también ha hablado. En realidad, ha quedado claro eso -Campoamor presente- de una Tercera España posible . Lo ha puntualizado, entre músicas y aplausos, la especialista Rosa Capel citándola: «Yo sabía que el tiempo justificaría todas mis tesis».
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