Sucesos

El clan de Liulian «destripó» más de un centenar coches de alta gama en solo tres meses

En apenas 40 segundos los abrían con ganzúas y con dispostivos electrónicos los arrancaban en menos de un minuto

Las rejillas delanteras de los vehículos desmontados por la red criminal
M. J. Álvarez

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Mercedes, Porsches Panameras, BMW X6M, X6 ... todos ellos casi recién salidos del concesionario. La banda liderada por el rumano Lulian los sustraía en plena calle y a la luz del día. En apenas 30-40 segundos sus secuaces lograban abrir las puertas con unas llaves maestras y después, con dispositivos electrónicos , los ponían en marcha. Todo ello, en menos de un minuto.

Su destino las naves-almacenes donde realizaban todas las operaciones de desmontaje, ensamblajes y el «maquillaje» de las piezas. Los detenidos tienen distintas nacionalidades: rumana, palestina, magrebí, polaca, búlgara y colombiana. Tienen entre 17 y 45 años y un amplio historial de antecedentes por hechos relacionados con estafas y robo de coches.

Tras abrir el coche y ponerlo en marcha con las ganzúas especiales y otras artesanales que fabricaban, reseteaban el número de bastidor, el kilometraje y hasta el número de averías, con el fin de dejarlo «limpio» para que no detectaran la procedencia de la pieza. Todo ello ya en los almacenes o talleres de la banda. Algunas de las herramientas intervenidas superan los 11.000 euros y son las oficiales de Porsche o BMW. En cuanto al valor de los coches de lujo que despiezaban, algunos superan los 100.000 euros .

Este entramado delincuencial funcionaba como una empresa: descansaban los fines de semana. Así lo indicaron ayer en rueda de prensa rueda de prensa Diego Pérez de los Cobos coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid y Benito Monzón, jefe del Sector de Tráfico.

La prolífica y especializada organización criminal dedicada al robo de vehículos de alta gama ha sido desmantelada por la Guardia Civil. Su objetivo era desguazarlos y distribuir las piezas en sus talleres de referencia, algunos regentados por ellos mismos, así como a otros legales, obteniendo de ese modo un importante ahorro. Daban salida a los objetos en el mercado negro español, polaco y búlgaro.

Por ello, la red actuaba a la carta y almacenaba también los elementos de los coches desmontados en las cuatro naves que poseían a situadas en las localidades madrileñas de El Álamo, Navalcarnero, San Lorenzo de El Escorial y Yuncos (Toledo), lejos de miradas ajenas.

El valor de las piezas recuperadas pertenencientes a los sesenta vehículos sustraídos, junto a las sofisticadas herramientas electrónicas para perpetrar los robos superan el millón y medio de euros. La operación, bautizada como Estribo , sigue abierta. Se está analizando la ingente cantidad de material para determinar a cuántos turismos pertenecen, por lo que la cifra total de turismos sustraídos superará, fácilmente, el centenar.

La operación arrancó en marzo cuando agentes del Instituto Armado del Sector de Tráfico detectaron el incremento del robo de coches de alta gama en la Comunidad y en la provincia de Toledo con un denominador común: la utilización de tecnología avanzada y métodos altamente especializados. Las pesquisas condujeron a la nave del Álamo, donde hallaron cinco vehículos sustraídos que estaban siendo desmantelados.

Reseteados

A partir de ahí, las investigaciones llegaron al resto de la organización liderada por Lulian, con una estructura piramidal y un reparto claro de funciones. El «jefe» no se implicaba. Él daba las órdenes, captaba a colaboradores, ordenaba las operaciones que tenían que realizar sobre los vehículos robados en la vía pública y de dar salida a los distintos elementos despiezados. Estos, además de quedarse en España, los trasladaban hasta Bulgaria y Polonia. También estafaban a las aseguradoras sobre los supuestos siniestros de vehículos.

Algunos de los turismos desmontados cuestan más de 100.000 euros

Lo más llamativo de esa organización era, además del alto grado de disciplina impuesto por el dirigente, sus conocimientos especializados en mecánica y electrónica, «así como su pericia y talento para manipular odómetros, troquelar bastidores y falsificar los números de serie».

El clan de Liulian «destripó» más de un centenar coches de alta gama en solo tres meses

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