Cinco de los menores que propinaron una salvaje paliza a otra en Meco son inimputables

La Guardia Civil ha detenido a los dos únicas implicadas en la agresión mayores de 14 años

La madre de la menor agredida con sus dos hijas, María Cristina y Lorena ABC

A. S. Moya

Siete menores, cinco de ellos inimputables por tener menos de 14 años, abordaron a María Cristina, de 16, y le propinaron una paliza cuando esta regresaba sola a casa en la localidad de Meco. Al grupo de agresores se suman seis adolescentes más, testigos de los golpes y cómplices, entre risas, de un ataque por el que la víctima tuvo que ser operada a consecuencia de un trombo cerebral. Los hechos, que se remontan al pasado 5 de julio, han sido ahora esclarecidos por el equipo de Policía Judicial de Paracuellos del Jarama de la Guardia Civil, procediéndose a la detención de los dos únicos implicados, como autores materiales de los golpes, sobre los que sí puede actuar la ley de Responsabilidad Penal del Menor.

Las grabaciones de la agresión, efectuadas y difundidas en redes sociales por la propia turba, han resultado esenciales para la identificación de los violentos, algunos de los cuales son compañeros de instituto de María Cristina. Tras pasar a disposición de la Fiscalía de Menores por un presunto delito de lesiones graves, las dos arrestadas han quedado en libertad bajo la tutela de sus padres. Los agentes han intervenido también dos teléfonos móviles, que están siendo analizados por si pudieran contener elementos relacionados con la investigación.

Según relató días atrás la progenitora de la víctima a ABC, María Cristina fue abordada sobre las 20 horas cerca del parque de Gloria Fuertes. Allí, el grupo de quince menores, entre miembros y amigos de la conocida como «banda del moco», le preguntó de malas maneras por su hermana Lorena, situada en el centro de la diana por su popularidad en Instagram, donde suma más de 5.800 seguidores. La joven optó por no detenerse, lo que envalentonó a sus inesperados interlocutores. El primer golpe lo recibió en la nuca, por la espalda, sin tener ni siquiera la oportunidad de defenderse. Después, le tiraron del pelo, le dieron una patada en la cabeza y le pasaron por encima con las bicicletas cuando ya estaba inconsciente en el suelo.

Aturdida por la paliza, María Cristina alcanzó su domicilio. «Al principio no me creí su historia, pensaba que era una simple discusión entre niñas y que estaba fingiendo», afirmaba entonces su madre. Pero horas después, decidió llevarla al Hospital Príncipe de Asturias debido a sus continuos vómitos. Los médicos la sometieron a dos TAC, uno de ellos con contraste, y la decidieron trasladar en una UVI móvil a La Princesa: «En el hemisferio izquierdo del cerebro tenía una mancha que le ocupaba el 60% de la masa cerebral». Allí, María Cristina tuvo que ser intervenida por un trombo cerebrovascular.

Ingresada desde entonces, el suceso corrió como la pólvora en el municipio, hasta el punto de que varios de los padres del grupo atacante se pusieron en contacto con la familia de María Cristina para disculparse por lo acontecido. «El perdón no me sirve, quiero justicia. ¿Cómo se sentirían ellos si su hija termina en el hospital por una paliza? Me dijeron que sus hijas habían hecho eso porque pensaban que María Cristina se estaba riendo de ellas», resumía su progenitora.

La joven ha perdido parte de la visión de un ojo en una inexplicable ofensiva que vuelve a poner sobre la mesa la polémica sobre la responsabilidad penal de los menores.

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