Cifuentes, en total soledad, ante el interrogatorio más duro en la Asamblea por el caso máster
Declinó responder en la comisión que investiga las irregularidades por encontrarse el asunto en los tribunales
![Cristina Cifuentes, junto a su abogada, frente a los escaños vacíos que suelen ocupar los diputados del PP en las comisiones](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2019/03/07/cifuentes-asamblea-comision-kCvG--1248x698@abc.jpg)
2 de junio de 2017. Cristina Cifuentes , a la sazón presidenta de la Comunidad de Madrid, acude como compareciente a la comisión de investigación sobre los contratos de adjudicación de la cafetería de la Asamblea. No menos de 40 personas la esperan y le hacen un pasillo, arropándola y aplaudiéndola. Ayer, 6 de marzo de 2019, 21 meses después, Cifuentes, ex presidenta, ex diputada y ex afiliada al PP, vuelve a la Asamblea para comparecer ante la comisión que investiga las irregularidades en su máster. Entra desde el garaje, escoltada por policías y el único pasillo que se encuentra es el de la prensa. Cifuentes, más sola que nunca , no declaró, amparándose en que el caso está en los tribunales.
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Sólo la acompañó el director general de relaciones con la Asamblea, Jorge Rodrigo, y su abogada. Dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía la escoltaron desde el garaje a la sala. Muy seria, conteniendo cualquier expresión y con la vista fija al frente, sin permitirse ni el más mínimo gesto hacia quienes la interrogaban, Cifuentes escuchó las preguntas de los diputados César Zafra (Ciudadanos), Eduardo Fernández-Rubiño (Podemos) y Juan José Moreno (PSOE). Del PP no escuchó a nadie, porque no acuden a las comisiones ni intervienen en ellas.
50 minutos de bombardeo
Durante casi 50 minutos aguantó impasible el bombardeo de los diputados: por qué tantos políticos coincidieron en un máster organizado por Enrique Álvarez-Conde; qué recibía él a cambio; si seguía manteniendo que su título de máster y sus calificaciones no estaban falseadas ni falsificadas; por qué no pedía perdón a los estudiantes por el daño causado; quién daba las órdenes para el trato de favor recibido... Aunque la tensión era evidente en su gesto, la ex presidenta mantuvo el tipo y sólo habló para explicar que todo lo tratado allí estaba en los tribunales, por lo que «ni debo ni puedo pronunciarme» porque lo que dijera colisionaría con su derecho a la defensa reconocido en la Constitución.
Tanto Zafra como Fernández-Rubiño se mostraron muy críticos con el «pacto PP-PSOE» que ha evitado que comparecieran también ante la comisión el líder del PP Pablo Casado y la ex ministra Carmen Montón. «Se cierra en falso la comisión», afirmó Rubiño. El socialista Juan José Moreno restó importancia a la crítica: «Son grupos incapaces de asumir que no tienen la mayoría».
Al terminar la sesión, Cifuentes se marchó igual que vino, sin dirigir una palabra tampoco a la prensa, que en su afán por arrancarle una declaración, incluso le preguntó si había visto el partido de fútbol del Real Madrid-Ajax de la noche del martes.
«¿No merece ni un saludo?»
Pero los mensajes que no dio de palabra los trasladó luego a través de las redes sociales: un tuit con una frase de García Márquez: «Recordar es fácil para el que tiene memoria, olvidar es difícil para quien tiene corazón». Y otro que rebotó, con clara intención recriminatoria: en él, una persona comenta: «Los diputados del PP de Madrid se han ofrecido a recibir a Cifuentes a su llegada si ella “«lo estima conveniente”... Hay que tener cuajo . Ha sido compañera durante años, y ahora no se merece ni un saludo al llegar salvo que ella lo pida? Qué poca elegancia».
Cifuentes ha ido desvinculándose de su partido desde su caída política: además de dejar todos sus cargos, la semana pasada se dio de baja –«temporal», dijo– en el PP. Su vida ha dado un vuelco de 180 grados: de ser una estrella ascendente en su partido , a quien incluso situaban en la carrera para suceder a Rajoy, rodeada de seguidores que competían por demostrarle su adhesión, ha pasado a rodearse sólo de un estrecho círculo de confianza, entre quienes se cuentan su marido y sus hijos, y antiguos colaboradores como Marisa González o Jaime de los Santos.
De su vida laboral, poco ha trascendido: tras dejar la política, en mayo de 2018 solicitó su reingreso en la plaza de funcionaria que tiene en la Universidad Complutense, pero en junio volvió a solicitar un permiso sin sueldo. En octubre ella misma comunicó, de nuevo a través de las redes sociales, que se había dado de alta en el Colegio de Abogados de Madrid.
Las últimas informaciones sostienen que estaría trabajando por cuenta propia; en todo caso, por su anterior cargo de presidenta regional madrileña se ve obligada a cumplir con un régimen de incompatibilidades enormemente restrictivo, lo que limita mucho sus posibilidades.