Cierra una iglesia junto a la Gran Vía por desprendimiento de tejas

La Buena Dicha no ofrece misas desde hace un mes; necesita licencia para la reforma

La iglesia de Nuestra Señora de la Buena Dicha, en la calle Silva, junto a la Gran Vía de Madrid RAFA ALBARRÁN

T. G. RIVAS/ I. REYERO

Un cartel escrito a mano advierte del riesgo si se pasa cerca de la fachada de la Iglesia de Nuestra Señora de la Buena Dicha , en la calle de Silva, junto a la Gran Vía: «Cierre provisional por peligro de caída de tejas en la acera». Así lleva desde hace un mes, sin poder ofrecer sus misas por miedo «a que se le caiga una teja en la cabeza a alguien», como dice Ana María, una de las integrantes de la hermandad benéfica que da nombre al templo.

Esta joya arquitectónica, que cumplirá un siglo de vida el próximo año, no pertenece al Arzobispado de Madrid ni a ninguna orden religiosa, sino a la hermandad. Los tiempos se han dilatado para reparar la estructura debido a que es Patrimonio quien tenía que dar luz verde a las obras. El edificio fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1994 . Después, le toca el turno al Ayuntamiento de la capital. Y en este último paso andan. «Si luego para arreglarlo nos han dicho que tardarán dos horas, pero claro, hay que cortar la calle un día porque hay que meter una plataforma con grúa. No hace falta ni andamio», comenta risueña la hermana.

El estilo arquitectónico de este edificio histórico es fundamentalmente neomudéjar . A los lados tiene dos torretas cuyo tejado tiene forma de pirámide; del vértice en adelante va en declive. Los vientos y las aguas caídas hicieron que se cayera «una teja y media» a la acera durante el mediodía, precisa Ana María. Desde tanta altura, por mucho que fuera un cuarto de teja podría causar una buena avería a algún transeúnte. Por esta razón y siguiendo las indicaciones de los bomberos , que les alertaron de que alguna teja más podía estar en riesgo de moverse, cerraron. «Del resto del tejado no hay riesgo de que nada más se desprenda, pero claro, hay que ser precavidos y cualquier precaución es poca», señala la mujer.

Medida de advertencia

El cartel es una medida de advertencia dado el nulo efecto que tuvo el precinto que pusieron los cuerpos de emergencias en la acera. «Como es una zona de ocio nocturno , todos los días lo quitaban. Lo volvíamos a poner, pero ya hemos desistido e informamos con ese cartel», apunta Ana María.

Las misas no se ofician en el templo, pero no han cesado su actividad de caridad. La Buena Dicha ayuda a más de 400 personas que tienen necesidades de comida, ropa y otras atenciones. Les siguen atendiendo, pero por la puerta de atrás. Al resto de los mortales, les toca esperar. Pronto, aseguran, los sacerdotes volverán a dar sus sacramentos.

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