Cierra Costello Club: el antes y después de un templo de la música en directo
La sala de conciertos, una de las más queridas y emblemáticas de la capital, no volverá a abrir sus puertas
El Costello Club cumplía con todas y cada una de las cosas que definen a una sala de conciertos. Allí se han vivido noches artísticas con actuaciones para la historia, noches gamberras con grandes borracheras, y también noches emprendedoras en la que han nacido bandas, festivales, promotoras y cualquier otra cosa que tenga que ver con la música en directo. Era, además, uno de los lugares predilectos de los melómanos para los «antes y después» de los conciertos que acogían otras salas del centro. ¿Hay bolo en El Sol? Pues unas cañas antes en Costello. ¿Que la actuación es en la Boite? Pues unos copazos después.
Cuando la cita era en el número diez de Caballero de Gracia, es decir, en la propia Costello, todo el público que acudía sentía un cosquilleo especial. Allí han pasado tantas cosas, tan buenas, tan sorprendentes (te podías encontrar allí a Pete Doherty, a Antonio Vega, a Alex Turner, o a Muse y los Strokes al completo), tan únicas y especiales, que se bajaban las escaleras hacia su bóveda enladrillada del sótano con la sensación de que al volver a subir, uno ya no sería el mismo. Podías descubrir a tu nuevo artista favorito, vivir una actuación íntima con otro que ya lo era, pegarte un bailoteo salvaje e inolvidable junto a una manada de tu misma especie, o conocer a gente nueva que termina figurando en tu lista de colegas. El adiós de Costello es también un antes y después en el circuito de salas madrileño.
«Con el Costello se va un antro en el mejor y el más literal de los sentidos», dice ABC el guitarrista y compositor Juanma Latorre, de Vetusta Morla. «Uno de esos lugares que, hasta con su arquitectura, emulaba una versión moderna de las cavernas donde la humanidad, al caer la noche, se ha reunido desde siempre alrededor del fuego para encontrarse y relatarse. Un lugar donde ha nacido la música y la vida, la nuestra, al menos. Ojalá los ecos de lo que allí se escuchó y floreció se escuchen durante muchos años y nos inspiren para proteger la indispensable existencia de los antros».
Los propios Vetusta dieron allí algunos de sus primeros pasos. «Igual que Sidecars, Russian Red, Pereza o Hinds», dice Juan Mora, su técnico de sonido desde el nacimiento de la sala en 2005, y encargado involuntario de confirmar su cierre a este periódico. «También Supersubmarina, L.A. Maika Makovski, Viva Suecia, Full, Pasajero, El Verbo Odiado, Havalina, Mendetz, Calavento, Alex Ferreira, Santero y los Muchachos, son tantos…». Y es que estos nombres ahora ilustres son sólo una millonésima muestra de los artistas que dieron allí algunos de sus primeros pasos. Alberto Jiménez, el cantante de Miss Caffeina, se despide emocionado: «El primer concierto de nuestra banda fue allí en 2007. Os podéis imaginar que lo llevaremos muy cosidito». Igual que la propia Maika Makovski, que confiesa estar «apenadísima» por la noticia. «Desaparece uno de los lugares que me dieron la oportunidad de aprender la profesión de músico, en el corazón de la capital. Se me parte el corazón».
Sus responsables, los hermanos Dani y Paco Marín, se empeñan en quitarse importancia a pesar de la evidente convulsión que este cierre supone para el circuito. «No queremos darnos trascendencia, no nos gusta», dice Dani. «Y sobre todo, queremos que la gente sepa que esto no tiene nada que ver con la pandemia, ni con no haber recibido ayudas, ni con ningún otro problema. Es simplemente un cambio vital. Tenemos otros dos locales, somos managers de varios artistas, y es momento de pasar a otra etapa. En Costello han pasado cosas maravillosas estos dieciséis años, recordémoslo así».
Tras este duro golpe a los melómanos madrileños y de toda España, la buena noticia es que el local no se convertirá en una franquicia de cafés, ni de hamburguesas, ni de ropa. «Seguirá como sala de conciertos con el mismo concepto y espíritu que Costello», dice Juan Mora, que aún no puede desvelar el nombre del nuevo proyecto pero sí su fecha de nacimiento aproximada: «mediados de diciembre». Lo que sí confirma es que él mismo seguirá siendo el técnico de la nueva sala. Así que si tiene la misma filosofía, y sigue sonando igual de bien, sólo queda hacer una cosa más, que hay que hacerla entre todos: llenarla de ilusión, como siempre hemos llenado a Costello.