Un chalé okupa atemoriza a los vecinos de Arturo Soria: «Su perro salió y mató a la pequeña Yoda»
Dos canes han muerto por ataques de otro potencialmente peligroso que tenían suelto en la parcela
![Uno de los okupas sale del chalé, el pasado viernes; a la dcha., Yoda, la perra muerta](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2020/05/05/okupas-yoda34-khfE--1248x698@abc.jpg)
Parecía un paseo tranquilo, relajado, pero nada más lejos de la realidad. Alrededor de la una de la madrugada del domingo 26 de abril, Álvaro colocó la correa a la pequeña Yoda, un perro schnauzer miniatura, antes de dar la última vuelta del día. Con las calles despejadas, los dos avanzaron tranquilamente por una zona residencial a espaldas de Arturo Soria , en una acción rutinaria desde que el Gobierno central decretase el estado de alarma por la crisis del coronavirus. Para amenizar la ruta, el joven escuchaba música en su teléfono móvil, sin imaginar el ataque que Yoda iba a estar a punto de sufrir. Apenas habían recorrido 200 metros cuando, a la altura del número 38 de la calle de Asura, otro can, de la raza american stanford –catalogada como potencialmente peligrosa– , se cruzó por sorpresa en su camino. «Se lanzó a su cuello y la mató», relata días después, todavía en estado de shock.
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La familia de la víctima tiene claro que el fatídico desenlace pudo haberse evitado. El perro atacante salió de un chalé usurpado desde hace un año. Sin correa ni bozal, éste ni siquiera tuvo que saltar el muro que separa el jardín de la vía pública, ya que la puerta estaba abierta . «Empecé a gritar y aparecieron cinco o seis hombres de la misma casa para intentar separarlos», prosigue Álvaro, consciente de que para recluir al animal en el inmueble, los okupas tuvieron que golpearle con un palo de metal «dos o tres veces», dejando a su presa ensangrentada en el suelo. De inmediato, el dueño de Yoda buscó su teléfono móvil para avisar a su madre: «Ahí me di cuenta de que se debió caer al suelo mientras intentaba soltar al perro». Uno de ellos se «apiadó» de él tras una elocuente revelación: «Me dijo “te lo iba a robar, pero toma”».
![Entrada principal a la vivienda, valorada en más de un millón de euros](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2020/05/05/chale-okupa34-kev--510x349@abc.jpg)
Una vez recuperado el teléfono, otro individuo se dirigió a Álvaro para evitar que diese la alerta. «No llames a nadie, no traigas problemas que el perro ya está muerto», le recriminó. Éste, no obstante, hizo caso omiso a la «advertencia». Sus padres y su hermano mayor se presentaron rápidamente y observaron aterrados la escena . Avisaron a la Policía y, en cuestión de minutos, cinco coches patrulla llegaron hasta la puerta del chalé, momento que varios de los «inquilinos» aprovecharon para meterse dentro. Aún con un hilo de vida, la madre del joven, Emma, recogió a Yoda y una pareja de agentes les trasladó hasta una clínica veterinaria cercana, donde no pudieron hacer nada por salvar su vida.
Tras interponer la correspondiente denuncia en la Comisaría de Hortaleza, los afectados fueron informados de que un segundo perro había muerto recientemente por el mismo motivo. Allí les contaron que, sin una orden judicial, la Policía no puede entrar a la vivienda. Según ha podido saber este periódico, el chalé, valorado en más de un millón de euros, fue okupado poco antes del verano pasado . La casa pertenecía a Mercedes, una mujer fallecida trece años atrás, sin que sus únicas herederas –dos primas lejanas– pudieran hacer frente a los gastos derivados de la sucesión.
![Un hombre sale de la casa subido en una moto](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2020/05/05/chale-okupa45-kev--510x349@abc.jpg)
Desde entonces, ha permanecido vacía hasta la llegada de los primeros «moradores». «Tuvieron problemas con otro grupo de okupas que intentó entrar en la casa y echarlos», comentan los vecinos. Hasta la propia exalcaldesa de Madrid Manuela Carmena, asentada muy cerca del enclave, trató de averiguar la situación del inmueble y los posibles pasos a seguir para lograr que estos se marcharan. «Los que están ahora, dentro de todo, son tranquilos. Montan fiestas y hacen barbacoas en la parcela, pero no hay tantos jaleos como al principio», explica una mujer, que asegura haber escuchado los ladridos de un perro durante esta cuarentena: «Aunque hace días que no los oigo». Los investigadores sospechan que los usurpadores han sacado de la vivienda al animal , desprovisto de la cartilla y el chip de identificación, a fin de evitar nuevos problemas que pudieran jugar en su contra.
Pese al confinamiento actual, el trasiego de personas es constante a cualquier hora del día; algunos, con evidentes problemas de drogadicción. «Desde que empezó el aislamiento, hay una moto que no para de entrar y salir», resume otra residente, con la sospecha de que el vehículo esté siendo utilizado para el menudeo de sustancias estupefacientes . Mientras el proceso de desahucio continúa abierto –añade–, los gritos en el interior son notorios: «La Policía ha venido muchas veces por peleas». A la espera de una solución, todos en el vecindario miran con recelo al chalé, asustados por una tesitura que ya se ha cobrado dos vidas en las últimas semanas.