Las casas de apuestas, el nuevo «negocio» del Goyito y su banda de aluniceros
La Guardia Civil arresta al delincuente, que lideraba el grupo más activo de Madrid
La Guardia Civil ha desmantelado a la nueva banda liderada, presuntamente, por Gregorio Rodríguez García, alias «Goyito».Este vallecano de 26 años es el alunicero más activo de los últimos tiempos, al menos en la Comunidad de Madrid, precisan fuentes policiales. Como informó este diario el pasado junio, había ingresado en prisión tras su anterior detención ; sin embargo, había eludido la acción de la justicia (pesaba una requisitoria judicial sobre él) y ha regresado a las andadas. Y de qué manera. Entre el 1 y el 25 de octubre, día en que cayó con sus secuaces, perpetró 15 robos de coches y 30 en establecimientos , la mayoría por el método del alunizaje.
Rodríguez García cuenta con 11 detenciones desde que cumplió los 18 años y otras 25 siendo menor de edad. De hecho, llegó a escaparse, aún adolescente, de un centro de internamiento. El resto del grupo ahora desmembrado, compuesto por cuatro personas, tiene entre 19 y 28 años. No están en esa nómina Adán Silveira, «El Fernando Alonso de los Aluniceros», de 28; ni los hermanos Antonio, alias «Galindo», y José Manuel Peña, el «Cabezón», de 30 y 35 años, respectivamente, habituales compinches.
Pero los encartados, junto al Goyito, suman más de 60 arrestos previos. En medios policiales y empresariales cunde bastante indignación sobre la impunidad con la que actúan estos delincuentes. Eso sí, tras este golpe asestado por la Guardia Civil, los cinco delincuentes ya se encuentran entre rejas. Están imputados por robos con fuerza, organización criminal, sustracción de vehículos a motor y falsedad documental.
La operación Cerbero Gregor echó a andar a raíz de los primeros «palos»denunciados. Sus responsables han sido los agentes del Grupo de Delincuencia Organizada de Policía Judicial de la Comandancia de Madrid. El «modus operandi» era similar en la práctica totalidad de los casos: la banda robaba coches de lujo (como la marca Audi) y otros de gama más baja pero gran cilindrada, algunos Seat, precisaron fuentes del caso.
Esos eran los vehículos que utilizaban luego en los alunizajes. La mitad de los asaltos los cometieron en casas de apuestas y locales de juego, entre la una de la madrugada y las seis de la mañana. Empotraban los turismos contra la cristalera o los cierres y, si no conseguían reventarlos completamente, la emprendían a mazazos para tirarlos abajo. Luego, se iban directos a las máquinas y, a hachazo limpio, las destrozaban y se hacían con la recaudación. Si se suma el botín de los robos en establecimientos con la cuantía de los coches sustraídos, la cifra supera los cien mil euros. Porque, además de en locales de apuestas, también robaron en algunos bares, restaurantes, estancos, estaciones de servicio y, por supuesto, tiendas de telefonía móvil. Perpetraban una media de tres o cuatro golpes en una noche.
En la periferia
Uno de los datos más curiosos es que, al menos en este punto de la investigación, El Goyito y los suyos no actuaron en esta ocasión en el municipio de Madrid. Lo hicieron en la periferia ( Las Rozas, Boadilla del Monte, Torrejón de la Calzada, Guadarrama, Majadahonda y Alcobendas ) y en la provincia de Toledo (Mocejón y Olías del Rey).
Las detenciones se practicaron en los domicilios de los sospechosos, en Vallecas. La Guardia Civil se incautó, en el interior de los vehículos hallados, inhibidores de frecuencia, dispositivos para arrancar los coches, extractores de bombines, llaves falsas, picos, cizallas, mazas, palancas, radiales e intercomunicadores.
La anterior detención del Goyito fue el 24 de mayo, en la operación Ancla. Y era la segunda vez en un mes. En aquella ocasión, la investigación corrió a cargo del Grupo XXI de la Policía Nacional de Madrid. Se sustanció con ocho detenciones. Las alertas saltaron el 2 de febrero, con un robo en una sucursal de Bankinter de la capital. Fueron repitiendo asaltos, hasta cinco en Madrid ciudad y uno en Alcalá de Henares.
Empotraban los vehículos robados contra las cristaleras de los bancos, robaban los llamados cajones recicladores de los cajeros automáticos y escapaban. Así fue como se apoderaron de unos 100.000 euros.
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