La carrera para salir de la prostitución: «Gracias a los estudios se sienten válidas y empiezan a cambiar sus vidas»
Desde 2007, el Ayuntamiento de Madrid ha dado formación laboral a 155 víctimas de trata para impulsar su salida de las redes. El 22% han logrado trabajo
Fueron arrancadas de sus familias bajo falsas promesas que después se tornaron en amenazas y extorsión. Pasaron años, algunas incluso décadas, sumidas en una espiral de dolor y abusos. Fueron esclavas de organizaciones que las convirtieron en objetos de explotación sexual . Pero cuando la semana pasada las últimas 31 mujeres recibieron el diploma para poder dedicarse a un oficio que les devolvía la capacidad de soñar sintieron que, por fin, habían roto la cadena invisible que las ataba a la prostitución forzada .
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Desde 2007, el Centro de Atención Integral a Mujeres Concepción Arenal ha formado a 155 mujeres que se encuentran en un proceso avanzado de recuperación y abandono de la situación de trata y prostitución para lograr un empleo con el que tomar las riendas de sus vidas. Sólo superar el curso que las cualifica para trabajar en distintos sectores ya es un reto y el comienzo de su catarsis. «Gracias a los itinerarios formativos empiezan a sentirse válidas, se empoderan y ven cómo pueden cambiar sus vidas. Es su trampolín para salir de un mundo tan complicado», relata a ABC la coordinadora del proyecto de formación, Belén Cano, que se imparte en el centro.
Demanda personal
La demanda de este tipo de formación surgió de las propias mujeres, que se encuentran en intervención en el centro y que presentaban unas características personales adecuadas para completar lo que para ellas implica un importante desafío. De todas las mujeres atendidas por el centro, según la última memoria publicada, el 22% logra obtener un puesto de trabajo y un 18% más se encuentra en búsqueda activa de empleo .
En esta última edición, que finalizó este enero, quince alumnas recibieron la cualificación para trabajar como auxiliares de peluquería y estética; las dieciséis restantes están ya preparadas para emplearse en el sector de la restauración. «Otros años también se han dado cursos para la atención socio-sanitaria y dependencia, de operarias de almacén o de limpieza . Se les ofrece una formación que compagine sus intereses con la demanda de cada sector», indica Cano. De forma paralela, en el Concepción Arenal se les imparten talleres específicos para desenvolverse en una entrevista, de idiomas o de informática y tecnología.
Las 31 participantes de este reciente curso, que duró seis meses tienen entre 23 y 57 años . «Para todas el reto es grande, porque la mayoría tienen hijos a su cargo y llegan con poca cualificación e incluso vienen de zonas con escasa alfabetización , pero las que son mayores tienen una doble dificultad para incorporarse al mercado laboral», reflexiona Cano. Más de la mitad de las participantes de este último curso -veinte- provienen de Nigeria , que es precisamente, una de las nacionalidades mayoritarias entre las mujeres atendidas en el Concepción Arenal. Le siguen las originarias de países iberoamericanos como Colombia, Ecuador, Brasil y Paraguay . Sólo una había nacido en Rumanía .
Su integración en la sociedad es un proceso largo y complejo en el que se cruzan muchos obstáculos al mismo tiempo. La mayoría de ellas tienen que superar la barrera lingüística y a ello se le suma que se encuentran en una situación irregular en España . El apoyo jurídico del centro logra cada año regularizar a personas que llevaban una media de ocho años sin documentación. De esta manera se facilita también que sus hijos nacidos en España y que carecen de documentación puedan solicitar la nacionalidad después.
Precisamente, el hecho de que la mayoría -un 58%- todavía no haya iniciado el proceso de búsqueda activa de empleo se debe a que «los procesos de intervención se inician en situación de mayor precariedad social, económica y administrativa ». Por lo que, según indica la memoria, «es necesario tomar un tiempo para atender esta mutiproblemática antes de poder iniciar la inserción laboral».
Además, el número de mujeres atendidas no ha dejado de crecer desde 2015. De las 384 que llegaron al Concepción Arenal hace cinco años se ha pasado a 515 en 2018, el último dato disponible. De estas últimas, sólo un 44% tienen estudios superiores a la secundaria, un 36,5% tiene sólo el graduado escolar, un 13% saben leer y escribir y un 6% son analfabetas . Por lo que el camino hasta llegar al ciclo formativo es más largo.
Para el delegado de Familias, José Aniorte, «programas como éste van más allá de la igualdad, tiene que ver con dar a todo el mundo una segunda oportunidad». La obsesión del Ayuntamiento, dice, es que «Madrid sea una ciudad que ayude a que nadie se quede atrás».