Carmena utiliza Madrid Central para activar su campaña electoral
La alcaldesa se da un baño de masas recorriendo la Gran Vía, desde la plaza del Callao hasta llegar a la reformada plaza de Pedro Zerolo. Le han acompañado sus concejales de confianza, los que repetirán en su nuevo partido político
El Tribunal Supremo tumba el Madrid Central de Carmena
Madrid Central se ha activado este viernes a golpe de titular , pero realmente lo único que ha entrado en vigor de forma innegable ha sido la campaña electoral de la nueva candidatura de Manuela Carmena para revalidar el cargo el 26-M, con foto incluida para la hemeroteca. La alcaldesa, después de ofrecer una mañana de entrevistas en diferentes medios, ha escogido un recorrido bien medido para celebrar su «día histórico».
La regidora ha partido de la plaza del Callao para iniciar su paseo por los pares de una renovada Gran Vía que, inusualmente, no servía de apoyo para la manta de ningún vendedor ambulante. Acompañada por sus concejales de confianza , los que repetirán candidatura en la plataforma que se prevé presentar oficialmente la semana que viene, se ha dado un baño de masas por la arteria centenaria ante un mayúsculo despliegue mediático. La mayoría de los ciudadanos que la han parado le han felicitado por su gestión, e incluso ha desatado los aplausos espontáneos de un grupo de transeúntes. Carmena, con un impetuoso ritmo de marcha atlética, ponía rumbo fijo a la plaza de Pedro Zerolo , para la que este pasado jueves se aprobó el presupuesto para su remodelación en primavera de 2019.
Disuasión del tráfico
En la calle había menos coches , sí. Según ha informado el Ayuntamiento de Madrid, se ha notado una disminución del tráfico de entre el 10% y el 45% en Centro. Pero este fenómeno no se ha producido porque hubiera agentes de movilidad prohibiendo el acceso o cámaras sancionando a los vehículos más contaminantes, ya que se podía entrar hasta con un un 600 de los años 60, sino porque el mensaje que ha calado en los medios de comunicación ha logrado disuadir a los conductores de meterse en el distrito, e incluso en los limítrofes, por el miedo al caos. De ello han dado buena cuenta fuentes oficiales de la Policía Municipal , que han destacado que los atascos se han trasladado esta mañana «por el efecto acordeón» a las afueras de la almendra central, es decir, de la M-30. La misma Policía reconoce que los conductores no tenían claro lo que es Madrid Central y había temor a rebasar algún punto prohibido.
Un agente de movilidad apostado en Atocha para controlar las obras de reurbanización de esta vía comentaba esta mañana que había gran confusión con Madrid Central: «La pregunta del día de hoy es ¿puedo pasar? frente a las preguntas de los días previos que era ¿voy a poder entrar?». El trabajador municipal reconocía que hasta su propio Cuerpo no había recibido ninguna instrucción al respecto y que se estaban enterando a través de los medios de comunicación.
A primera hora de la mañana apenas había controles en todo el perímetro, pero a mediodía, en Cibeles, sí se situaron varios agentes para supuestamente sólo dejar pasar a taxis, vtc y autobuses. Sin embargo, esta vigilancia en este emblemático acceso sólo duró un momento. Algunos ciudadanos decían que era « postureo » frente al Ayuntamiento.
En el Real Colegio Santa Isabel-La Asunción , situado dentro del perímetro de las restricciones. muchos padres protestaban y dejaban a sus hijos en la zona de carga y descarga. Era el caso del ciudadano francés Gregory Lemari. «El Ayuntamiento de Madrid ha convertido el centro en un caos. Hoy comienzan las nuevas restriciones y a la vez continúan las obras de la calle de Atocha por lo que además de que está inhabilitado un carril, están cortadas algunas calles adyacentes», explica enfadado. «Ayer tardé 45 minutos en un tramo de 2,5 kilómetros y hoy 20 cuando habitualmente llegaba en ocho minutos». Sus quejas no cesaban y aludía a la improvisación y a que el Ayuntamiento debería haber planificado de forma adecuada la medida.
«Nos destroza la vida»
En el Bar Brillante , situado en la Glorieta de Atocha, los camareros echaban humo. Está en la frontera de la nueva zona vedada a los coches contaminantes. «Entramos a las cinco y cuarto de la mañaña y salimos a las doce de la noche. Yo vivo en Valdemoro. Ahora me apaño, vengo en mi vehículo y lo dejo en un aparcamiento de residentes de aquí al lado. Cuando empiecen a multar no sé que haré», explicaba Ramón Martínez, mientras servía chocolate con churros. « O aparco en Puente de Vallecas o en Méndez Álvaro y vengo hasta aquí en Metro y por la noche en Búho y tardaré el doble. Esta medida es una destrozavidas si no se dan facilidades a los trabajadores».