Carmena remunicipalizará la M-30
El Ayuntamiento quiere comprar el 20% de la participación de Ferrovial y Dragados, que firmó hasta 2040. Dice que ahorrará 70 millones anuales
La gran remunicipalización de Ahora Madrid será la de la M-30 , gestionada al 80% por el Ayuntamiento a través de la entidad Madrid Calle 30, y el 20% por Emesa , la Unión Temporal de Empresas formada por Ferrovial , Dragados y la Api Conservación. Pasará totalmente a manos municipales antes de que termine el mandato de Manuela Carmena, o al menos eso esperan. Se pondrán manos a la obra cuando termine la comisión no permanente de investigación sobre la M-30 y lo harán con el apoyo del PSOE , que siempre ha criticado la existencia de la sociedad desde que en 2005 el PP dio luz verde en el Pleno del Ayuntamiento a la gestión mixta.
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La intención es clara y lo afirma a ABC el delegado de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato . Su equipo quiere sacar a las empresas privadas de esta vía de circunvalación como ya lo hizo el año pasado con la Funeraria . Entonces pagó 56 millones de euros, pero en esta ocasión aún no manejan cifras. La operación es diferente, ya que el contrato no expira, sino que ha de romperse la relación contractual que el PP firmó hasta 2040 con Emesa. Existiría la posibilidad de que el Consistorio esperase a 2025, que es cuando vence la deuda subordinada contraída con el ente privado. En ese momento, los socios podrían vender sus acciones, pero en Cibeles temen que quieran incrementar su rentabilidad más de la cuenta.
Agujero millonario
El concejal no duda en asegurar que Emesa ha sido un agujero de millones y que su adquisición siempre será más económica que mantener la relación 23 años más. «Simplemente por el modelo de gestión elegido se pierden más de 55 millones de euros anuales , algunos años 70, lo que supone un coste asumido de 597 millones de euros entre 2005 y 2016 que se podría haber ahorrado el Ayuntamiento con la gestión directa. Si el contrato se mantiene vigente hasta su finalización en 2040, el coste añadido será de 1.265 millones más. La financiación extra, los sobrecostes injustificados, los pagos por duplicado y demás que no han sido aún cuantificados; pero podrían suponer cerca de 10 millones de euros adicionales», indica Sánchez Mato.
La M-30 supone el desembolso anual por parte del Ayuntamiento de unos 128 millones de euros y el coste real de explotación de la infraestructura es de unos 37 o 38 millones de euros incluyendo sueldos de Madrid Calle 30, pago de suministros y la facturación a Emesa, que es la encargada del mantenimiento y explotación de la M-30.
Madrid Calle 30 tiene en nómina a 10 trabajadores. El Ayuntamiento tendría que asumir la plantilla de Emesa, 275 trabajadores según sus cuentas anuales de 2015. ¿Cómo? A través de las modalidades que la Ley de Contratos del Sector Público establece como gestión directa, explican. El mantenimiento está en fase de estudio, pero también deberían comprar los 85 vehículos con los que se realizan estas labores. Tendrían que echar cuentas.
La investigación culmina
La comisión no permanente de investigación sobre la M-30 que impulsó Ahora Madrid está a punto de culminar. Se prevé que para finales de noviembre se apruebe el dictamen con las conclusiones y recomendaciones de los grupos políticos. En su resolución, Ahora Madrid impulsará la remunicipalización apoyándose en que las obras fueron ilegales y que el modelo de gestión elegido es lesivo para las arcas públicas, como avaló un informe de la Cámara de Cuentas . «Además, el modelo se cambió sin aportar ningún informe económico ni jurídico que garantizase el mecanismo mediante empresa mixta. Estos informes son preceptivos», apuntan desde Economía y Hacienda.
Si Madrid se hace con la M-30, también tendría que hacer frente al déficit de inversión acumulada de 52,1 millones de euros, una partida que se ha ido posponiendo desde que en 2011 se estableció una inversión necesaria para mejoras de 333 millones de euros. De 2005 hasta 2012 no se realizado ninguna inyección, y está pendiente por ejemplo la modernización de la sala de control, cuyos equipos están obsoletos, o mejoras en los accesos, la iluminación, la señalización interior o los sistemas de control atmosférico y de ventilación.