La cárcel de Soto del Real cumple 25 años: «Es una pequeña ciudad con todas las prestaciones»
El primer Centro Tipo de España busca, a través de su arquitectura modular, adaptarse al perfil de cada interno y favorecer su reinserción
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Corría el año 1992 cuando los vecinos de la localidad de Soto del Real se empezaron a organizar, como si fuesen un pequeño ejército, contra un enemigo común. Todos dejaron aparcadas sus diferencias, según cuentan las crónicas de la época, y se unieron por un bien mayor: frenar la construcción de la cárcel de Madrid-V ; es decir, la de Soto del Real, el primer Centro Tipo de España. Recogieron firmas, casi 40.000, y hasta se encadenaron frente a los terrenos, que cuentan con una superficie superior a las 65 hectáreas, situados en Las Praderas. «La cárcel en la Moncloa», rezaban las pancartas que colocaron frente a las excavadoras que allanaban el lugar. Nada fue suficiente para paralizar el macroproyecto penitenciario que hoy cumple 25 años .
José Luis Argenta es una de las personas que mejor conoce el lugar. Fue director de la prisión desde abril de 2012 hasta febrero de este año, pero llegó a Soto mucho antes, cuando tan solo llevaba cinco años abierta. «Es una pequeña ciudad con todas las prestaciones», resume Argenta, que destaca la « arquitectura moderna del centro». «Permite realizar todas las intervenciones y su diseño modular ocasiona más seguridad, ya que podemos actuar dependiendo del perfil de cada interno», asegura el exdirector penitenciario. Madrid-V tiene un objetivo, según sus palabras: avanzar y evolucionar para adaptarse a todos los programas de tratamiento que ayuden a la reinserción de los internos.
Soto del Real, con una superficie construida de 78.196,30 metros cuadrados es, tal vez, la prisión más famosa de Madrid. Sus pasillos los recorren en la actualidad 1.135 internos, de los que 1.110 son hombres y solo 25 son mujeres. Entre los más conocidos, Rodrigo Rato y Luis Bárcenas , que escogieron esta prisión para cumplir condena convirtiéndola, prácticamente, en un centro de reclusión VIP. Para Argenta la decisión se debió a la cercanía con la ciudad de Madrid, a la buena comunicación por carretera y a que les delegan los casos juzgados en la Audiencia Nacional, algo que no ocurre con centros de características similares.
La pequeña ciudad, visible a lo lejos gracias a su torre de control, es unEstablecimiento Penitenciario Tipo construido bajo un concepto de módulos que solo poseen las cárceles modernas como esta. Guarda, bajo rejas y en catorce minicárceles que cuentan con servicios culturales, sanitarios y deportivos, los secretos mejor guardados de los delincuentes españoles.
Quebrantar sus muros de ladrillo no es fácil, aunque un jardín con árboles cuidados da la bienvenida a los nuevos inquilinos y dice adiós a los que han cumplido su pena. Soto del Real tiene un eje central formado por una plaza de ingreso que está rodeada por los edificios de Comunicaciones, Jefatura de Servicios e Ingresos, Salidas y Tránsitos, todos ellos en contacto directo con el exterior. Es la llamada «plaza urbana» de la cárcel, que tiene edificios destinados a polideportivo, áreas socioculturales, auditorios, enfermería y talleres productivos. No es de extrañar que presos conocidos la elijan, ya que hace más de dos décadas ya contaba con piscina, pistas de squash, balonmano, fútbol y baloncesto, además de gimnasio.
El laberinto de pasillos se ordena desde la plaza central de este pueblo de reclusos. A la izquierda, ocho módulos residenciales y campo de fútbol; a la derecha, otros seis módulos residenciales, el de aislamiento y un espacio reservado para posibles ampliaciones futuras. Todo se protege por cinco cerramientos de seguridad con una banda exterior de 50 metros de ancho controlada por la Guardia Civil y una interior de 20 metros.
Habitaciones
Lo «bueno» de esta prisión que hoy sopla sus velas son las características de los módulos, además de las condiciones de zonas comunes: tiene 40 locutorios, 22 habitaciones para visitas familiares y otras tantas para íntimas, según ha podido saber este periódico de fuentes penitenciarias. Las catorce miniciudades, o catorce módulos, tienen capacidad para 72 internos que cuentan con clasificación penitenciaria semejante para que entre ellos no haya problemas. Cada celda tiene una superficie de diez metros con baños y duchas propios , algo que no ocurre en otros penales españoles, además de televisión si la compran en la tienda de la cárcel. Por otra parte, los módulos de ingreso cuentan con ocho celdas dobles y 64 individuales. Existe también de aislamiento, con capacidad para los 70 internos más peligrosos o sancionados. Se desarrolla mediante un eje central y nueve pabellones de dos plantas, con un patio de luces y otro de paseo.
Pero si por algo destaca Madrid-V es por sus espacios para la formación. Ya en el año 1998, los presos universitarios acogidos al programa de la Universidad a Distancia participaron en un recital poético. «El Centro Penitenciario Tipo cuenta con una estructura idónea en cada uno de sus módulos para que los presos completen su formación básica o profesional», explican fuentes penitenciarias
Formación de internos
Inciden en que el centro se concibió «como un espacio que hiciera posible la formación integral y el desarrollo personal como instrumentos para la plena reintegración al medio libre». Los talleres son su principal acierto. En la actualidad 1 50 internos se están desarrollando a nivel laboral en fábricas de manipulados eléctricos. «También es importante el convenio que existe con ONG que ayudan a los presos con adicciones de drogas», puntualiza Argenta, que tiene claro que el «éxito» de Soto y de mantenerse en pie más de dos décadas es la «plantilla de funcionarios» que trabajan en el lugar, casi 600 personas.
El exdirector asegura que el reto es adaptarse a las nuevas necesidades, ser dinámicos para «realizar un buen fin de reinserción y reeducación social» que permita celebrar, como mínimo, otros 25 años más.
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