Caos

Está escrita esta carta desde el kilómetro 0, alcaldesa, un kilometro histórico, y famoso, al que se llega previa batalla de autobuses, o bien después de dejarse unos ahorros largos en taxi. Del coche propio mejor ni hablo. Está escrita esta carta después de comprobar que el meollo del cogollo del bollo de Madrid es un sitio remoto, porque no hay quien acceda, con las obras despiadadas de los alrededores.

Ya sabemos que quejarse por las obras, públicas, o de las otras, es algo más bien ocioso, pero conviene hacer constar que visitar el centro de la ciudad, hoy, es una aventura, entre la desesperación y el cabreo. Si nos pusiéramos de acuerdo en asfixiar los accesos a la Puerta del Sol no nos quedaba la cosa tan bien resuelta. Alberto Ruiz-Gallardón acometió las obras completas, en Madrid, según creíamos, pero resulta que no, que no eran las obras completas, porque las obras completas las está cumpliendo usted, empezando o acabando por el show de Gran Vía . No digo yo que no esté bien ese proyecto, en concreto, ni tampoco que la manzana de fincas de enfrente del Casino, en el arranque de Alcalá, no vaya a quedar muy mona, pero igual es desastroso que todo entre en demolición y cortes de tráfico bajo la precisión del mismo calendario.

Cuesta, alcaldesa, llegar al centro. Cuesta. El kilómetro 0 es un sitio de ambientación del selfie que no cesa, una baldosa donde viene a fotografiarse todo peatón, turista, o no turista, aunque turista, mayormente. Siempre ha habido overbooking, en el kilometro 0. Pero ahora no tanto, porque cuesta la llegada, y no está tan fácil arrellanarse en el sitio. El kilómetro 0 está reseñado con placa, y esta placa, no hace tanto, estaba hecha una pura ruina, y tenía así su gracia casi museal, yo creo, con el mapa borroso y el sur señalando al este, pero fue sustituida por la placa sólida y limpia de ahora, que en las fotos da como una prima donna. No creo yo que el Bernabeu, o la Puerta de Alcalá, o la fuente de Cibeles, sean motivo de más número de retratos que este kilómetro 0. Pero hoy un retrato, ahí, es una gesta. Como desahogo peatonal lo escribo. Desde ahí mismo, frente a un paisaje de caos de después de la batalla, o casi. Para que conste.