La cadena solidaria que alimenta Tetuán: «Hacemos lo que nos gustaría que hicieran por nuestros hijos»

Con la comida que donan los mercados de Tetuán y Maravillas, Paco Martos cocina para 220 vecinos a diario, a los que 50 voluntarios de la Junta les llevan el menú

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Paco Martos prepara una escalivada en su cocina José Ramón Ladra

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La jornada de Paco Martos comienza a las cinco de la mañana desde hace tres décadas. Aunque estos últimos cuarenta días su única compañía en los fogones de la Cava de Juani (calle de Orense, 6) han sido sus ollas. Desde que se decretó el estado de alarma bajó la persiana de su restaurante, pero no dejó de cocinar. Durante los primeros quince días de confinamiento siguió elaborando un centenar de menús al día para familias vulnerables de su barrio, en Tetuán. Su loable y generoso esfuerzo originó en seguida una cadena de solidaridad en la que ya participan los mercados municipales de Tetuán y Maravillas –que donan la materia prima– y medio centenar de voluntarios de la Junta Municipal. Juntos han multiplicado los resultados de la iniciativa, de la que ya se benefician 220 familias cada día .

«Sólo hacemos lo que nos gustaría que hicieran por nuestros hijos. Y si pudiera elaborar más comidas, lo haría», expresa a ABC el cocinero, que ya planea aumentar a 300 los menús diarios gracias al apoyo de los mercados. El ritmo incesante de trabajo de Martos le permite tener toda la comida dispuesta a las 10.30 de la mañana, para empezara a empaquetar todo en bolsas según el número de miembros de cada familia. A las 12 es cuando llegan los voluntarios de la Junta para efectuar el reparto en cada hogar.

Bolsas de los menús preprados por Paco Martos José Ramón Ladra

«Este es un restaurante sencillo, no hay carta, hay menú del día con varias opciones. A ellos les cocino lo mismo que haría a mis clientes: siempre un plato de cuchara, como lentejas estofadas, que hago sin olla a presión; un segundo, como salchichas frescas en salsa al vino con puré de patata casero, y varias piezas de fruta de postre», indica. Asumió de su bolsillo los dos centenares de menús que elaboró en las dos primeras semanas. «Compraba 400 kilos de fruta en Mercamadrid, pero es que eso sólo dura una semana», explica Martos, que reconoce que ahora con la aportación de los mercados todo es «más fácil». Con sus ahorros también tiene que asumir todos los meses facturas muy elevadas para pagar los salarios de sus doce trabajadores, el alquiler del local , la alarma y los suministros. «Mientras pueda, seguiré usando mi colchón económico para ayudar», insiste, convencido.

A pesar de todo, no quiere que le hagan donaciones monetarias , pero confiesa que se le «rompió el corazón» cuando recibió –a través de la cuenta bancaria que dispuso la Junta Municipal de Tetuán para apoyar su iniciativa– una contribución anónima de 200 euros con un mensaje en el concepto: «Por cuando me disteis de comer y tenía hambre». «Siempre hemos recibido a quien no tenía qué llevarse a la boca y le sentábamos en una mesa para que comiera algo del menú. No sé quién ha hecho esa donación, pero me emociona», relata, con la voz entrecortada.

Con ese mismo espíritu de colaboración con el barrio, Juan Hernández y Luis Pulido , los gerentes de los mercados de Tetuán y Maravillas, respectivamente, se volcaron para aportar su «grano de arena» para cubrir las necesidades que van en aumento. «Vimos que muchos clientes nuestros viven al día, no tienen ni para comer. Ya pesar de que nuestras ventas también han bajado, queríamos intentar ayudar», resume Hernández, que espera que puedan mantener esta iniciativa el máximo tiempo posible.

Uno de los puestos del mercado de Tetuán que dona alimentos Isabel Permuy

La crisis sanitaria pasará , pero son conscientes de que la social acaba de empezar y se prolongará muchos meses más. «Queremos que los vecinos sepan que estamos para algo más que estar detrás del mostrador. No debemos permitir que nadie pase hambre », incide el gerente de Tetuán.

La concejal del distrito, Blanca Pinedo , define esa unión y cooperación desinteresada entre todos los vecinos como el «espíritu tetuanero». Desde que comenzó el aislamiento se firmó un contrato de emergencia para atender a 600 mayores y menores vulnerables. En seguida recibieron llamadas de personas que no estaban en la red de servicios sociales, pero se ha podido atender a todos gracias a la contribución de otros restaurantes , además del de Martos.

«El grupo Larrumba lleva 350 comidas al día a los sanitarios de Ifema;Ginos aporta otros 30 menús a la Junta;y 80 Grados, da 250 más. Son empresas muy diferentes entre sí, pero cada una aporta lo mejor que tiene», subraya la edil. Es el efecto multiplicador de la generosidad.

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