Los besos y tocamientos íntimos delataron al grupo que drogó y abusó de dos jóvenes en Tiffany’s
La Policía Nacional detiene a ocho hombres por un caso de sumisión química contra dos chicas de 18 y 19 años en una discoteca de Chamartín
La noche madrileña no termina con el fin de semana y aquel lunes en la discoteca Tiffany’s la masa de clientes personados no era ajena a esta circunstancia. «Las fiestas más elegantes, divertidas y exclusivas, con la personalidad inconfundible de Tiffany’s», reza el anuncio de una conocida web para adquirir las entradas. De un vistazo: vestimenta elegante, horario extendido hasta las 6 de la mañana, entradas individuales con dos copas a 30 euros y reservados desde 150. En la práctica: una juerga más. Pero aquel lunes 20 de diciembre no todos los asistentes saldrían a divertirse de la misma forma. Ocho hombres, una o dos mesas reservadas, alcohol, drogas y malas intenciones ; sin saberlo, la pesadilla para dos chicas no había hecho más que empezar.
La fiesta en Tiffany’s, bautizada los lunes Capricce, arranca al filo de la medianoche. Los clientes llegan de a poco y el personal de seguridad hace sus comprobaciones en la puerta para permitir el paso. Todo normal. Dentro, la sala se reparte en ocho zonas de reservados, además de la pista de baile. Es ahí donde dos chicas, de 18 y 19 años, llaman la atención de un grupo de amigos, varones todos de entre 24 y 30. La conversación fluye y los ‘amables caballeros’ pagan las primeras copas. Una situación más o menos habitual de no ser porque las dos mujeres comienzan a sentirse mareadas. No una, las dos.
A partir de ahí, amnesia y largos periodos de semiinconsciencia. Es tal su estado de intoxicación que a las víctimas, ambas españolas, les cuesta sostenerse en pie. Ya en la calle, son los porteros los que acuden en su auxilio después de observar que una de ellas está en el suelo. Entre los primeros tragos y la llegada de la ambulancia se impone la nada, la duda, la resignación de no saber qué es lo que ha pasado. Pero las grabaciones de seguridad que enfocan a la entrada del recinto son certeras.
En la secuencia, se aprecia a uno de los ocho jóvenes acercarse a la más afectada y practicarle tocamientos en sus partes íntimas mientras la besa en la boca y el cuello. Se observa también la imposibilidad de que la abordada fuera consciente de ello. Pese a que las cámaras no aclaran lo sucedido en el interior de la discoteca, los agentes de la Policía Nacional contactan con los posibles testigos. Uno a uno hasta que dan con la tecla. Un joven confirma lo que ya sospechan: las chicas han sido drogadas. MDMA y metanfetaminas.
El declarante confirma a los investigadores que fueron los ocho hombres los que habían introducido los estupefacientes en las copas de sus víctimas sin que ellas supieran nada. Las pesquisas desvelaron, además, que el grupo responsable aprovechó el desconcierto en el exterior –mientras los facultativos del Samur-Protección Civil atendían a las intoxicadas– para escapar a toda prisa de las inmediaciones. Una vez asistidas sobre el terreno, los sanitarios las trasladaron al hospital Gregorio Marañón, donde quedaron ingresadas.
Fueron los propios médicos del centro sanitario los que avisaron a la Policía, iniciándose entonces una investigación que culminaba el pasado 4 de febrero con la detención de todos los responsables, siete españoles y un marroquí, acusados ahora de un delito contra la libertad sexual, otro contra la salud pública y un tercero de lesiones. Ninguno de ellos tenía antecedentes por hechos de índole similar.
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