Exposición

El Belmonte que vio Chaves Nogales

Una exposición en la Plaza de las Ventas recupera la biografía que convirtió en mito al torero de Triana

Juan Belmonte, en una foto tomada en 1917 VANDEL
Sara Medialdea

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Juan Belmonte, matador de toros , revolucionó el mundo del toreo. Manuel Chaves Nogales, periodista, supo leer en su alma e interpretarle como nadie, escribiendo una biografía que consolidó el mito. Ambos personajes aparecen unidos en una exposición que acaba de inaugurar el Centro de Asuntos Taurinos -dependiente de la consejería de Presidencia regional, que dirige Ángel Garrido- en la galería bajo el Tendido Uno de la Plaza de Toros de Las Ventas; no podía ser otro lugar.

La muestra consta de doce paneles de gran tamaño en los que se recogen fragmentos de la biografía -considerada una de las mejores de todos los tiempos- que escribió el periodista sevillano sobre su paisano, el trianero Juan Belmonte. El libro se publicó en 1935, cuando la figura del toreo era ya una leyenda que estaba a punto de retirarse definitivamente. Dicen que Chaves Nogales quedó tan subyugado por la personalidad de Belmonte, que supo traducir como nadie lo que pensaba y sentía, hasta el punto de contribuir a convertirle en la leyenda que fue.

Chaves Nogales era un afamado periodista: había recibido, en 1927, el prestigioso premio Mariano de Cavia, que otorgaba ABC por un artículo sobre Ruth Elder, pionera de la aviación , publicado en El Heraldo de Madrid. Comenzó la biografía de Belmonte siguiendo la costumbre de la época: como una especie de folletín, pero terminó convirtiéndose en un gran relato periodístico , ilustrado por Martínez de León . Fue tal su éxito, que se editó en diferentes países, como Estados Unidos, Chile, Francia e Italia.

Triana y los toros

En los paneles pueden verse fotografías del torero, junto con fragmentos de la obra de Chaves Nogales que, a modo de ventanas, permiten asomarse fugazmente al complejo interior de un personaje atormentado y único: Juan, con 12 años, hablando de su primer recuerdo, la muerte de El Espartero -torero sevillano que falleció de una cogida mortal por el toro Perdigón, un Miura indómito, en la Plaza de Las Ventas-; Juan en la tienda de quincalla de su abuelo, en la calle Ancha de la Feria de Sevilla; y en el patio de corral de la calle Pureza, en Triana, donde se mudó después. Confesaba ya entonces que «yo no vivía más que para el toreo. Mi casa iba de mal en peor y la miseria nos iba a los alcances”».

Juan de niño, como torero de salón - «lo toreaba todo: perros, sillas, coches, ciclistas... Lo que ni siquiera se me ocurría pensar es que yo pudiera hacerle aquello mismo a un toro de verdad. Nunca creí que fuese capaz de ponerme delante de un toro. Todavía hoy no lo creo».Pero lo fue. Y tanto que, en su primera corrida, el 24 de julio de 1910, «me arrimé tanto, que en un pase, el novillo me dio un golpe en la frente con un pitón y me partió la ceja. Salía la sangre a borbotones».

La muerte de Joselito

La exposición menciona la rivalidad con Joselito, y una foto de ambos diestros en la plaza de Murcia, pocos días antes de la tragedia que, en 1920, costó la vida al primero en Talavera. «Lloré como no he llorado nunca en la vida. Creo que yo mismo sentí un poco de mi propia muerte aquel día» , confesaba Belmonte. El mismo que, ante una prodigiosa faena, justificaba: «Toreé como creía que debía torearse: ajeno a todo lo que no fuese mi fe en lo que estaba haciendo». Chaves Nogales murió en el exilio, en 1944, Belmonte se suicidó en 1962.

El Belmonte que vio Chaves Nogales

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