Ángel Antonio Herrera - Cartas a la alcaldesa
El bache
El asfalto de la calle Juan Bravo necesita un urgente y capaz gobierno
No se me escapa que asfaltar no es gobernar, según el grito ya antiguo, pero el asfalto de la calle Juan Bravo necesita un gobierno, alcaldesa, un urgente y capaz gobierno de ponerse manos a la obra. Voy a concretar. El tramo de Juan Bravo que nace en Serrano y muere en Francisco Silvela es un maratón de baches , o socavones incluso, para el tráfico no peatonal, y así contando rápido me salen más de cincuenta baches de peligrosa solvencia, según pillas el carril derecho, en sentido Silvela, o al contrario, hacia Serrano. No hablo de un trayecto largo.
En el otro carril ocurre algo parecido, pero menos. Yo entiendo, alcaldesa, que es usted mujer que se reparte por igual en todos los barrios , desde las órbitas difíciles de polígono hasta el perfumado barrio de Salamanca, donde se tramitan de despacho los divorcios millonarios o se compran cazadoras las novias de los futbolistas. Y por eso, alcaldesa, porque es usted servidora del todo Madrid, traigo aquí este detalle del mal asfalto torcido de Juan Bravo, que está en el meollo de un barrio al que usted otras veces sí le ha prestado atención de minucia, exigiendo los rigores todos de las ordenanzas a los locales de ocio , e incluso poniendo el precinto a alguna terraza de champán.
Lo que vengo a decir es que la calle Serrano, y sus perpendiculares gozan de muy aseada acera, y un pavimento de postal, o casi. Pero en Juan Bravo ha prosperado la dejadez , que es una cosa donde no sólo se maltrata la estética sino donde va creciendo el riesgo. No sé yo si el remedio es tarea de cuatro parcheos, que me temo que no.
Ya le cuento, alcaldesa, que he llegado a contar más de cincuenta baches de los cuales una mayoría desencuadernan bicicletas. Y no es licencia literaria lo que escribo. Ni en cuanto al número, porque son más de cincuenta, sí, ni tampoco en cuanto a los peligros para las bicicletas , que usted tanto mima. No exagero. Los usuarios de bicicletas ya se saben el mal estado de la calzada, con lo que hacen su ruta por la acera central, que es un cordel de terrazas, y un paseo de peatones, que viven un poco en un mosqueo . O un mucho. Los coches, entretanto, a lo suyo, esquivar el bache constante.
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