Asesinado a puñaladas y golpes en una «corrala okupa» de Anchuelo: «La pelea fue por un lío de pisos»
La Guardia Civil investiga el crimen, cometido en el transcurso de una supuesta reyerta
Iván T. S., más conocido como «El extremeño», había llegado a la comunidad tan solo un par de semanas atrás. Sin hacer ruido, este joven de 29 años, natural de Cáceres, habitaba el número 49 de una peculiar corrala en la localidad de Anchuelo, tomada por la okupación. «Apenas le vi una vez en la puerta del rellano», recordaba ayer una mujer, temerosa de ofrecer más información. Un día antes, a las 18.45 horas del domingo, un joven marcó el 112 para alertar de que en el piso 19 -en el extremo opuesto del bloque- Iván yacía en el suelo envuelto en un charco de sangre. Pese a que en la llamada llegó a especificar que a su vecino se le había caído un cuchillo «colgado de la pared» en la cabeza, los sanitarios del Summa desplazados comprobaron que la víctima presentaba diversos golpes y puñaladas, una de ellas de mortal necesidad, a la altura del hemitórax izquierdo.
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El resultado de la autopsia confirma que el hombre recibió al menos dos heridas de arma blanca, además de presentar diversas contusiones. El grupo de Homicidios de la Comandancia de la Guardia Civil se ha hecho cargo de las pesquisas, sin que por ahora se hayan producido detenciones. Dada la sucesión de acontecimientos, cobra fuerza la teoría de que el crimen se produjera en el transcurso de una pelea. El fallecido contaba con antecedentes por delitos relacionados contra el patrimonio.
Según el relato de varios residentes, Iván fue a la casa de un amigo, en la que se encontraban un joven de 21 años, su pareja y la hija de ella, de menos de dos años. Allí, habría tenido lugar una supuesta reyerta «por un lío de pisos», que involucraría a varias personas. Fuentes cercanas al caso señalan que los agentes del Instituto Armado mantienen la investigación muy avanzada para su esclarecimiento, una vez practicada la inspección ocular y recogidas diferentes muestras, incluido un teléfono móvil sin tarjeta ni batería, que está siendo analizado.
La urbanización, ubicada en la calle de los Almendros, 3, está usurpada casi en su totalidad. Al hecho de que las cerraduras de los portales y algunos buzones estén reventados se suma la notoria insalubridad que presentan las zonas comunes, con las paredes pintarrajeadas y restos de basura esparcidos por el suelo. Aunque algunos moradores hacían hincapié ayer en la «tranquilidad» imperante en la corrala, otros afectados apuntaban a la «alta conflictividad» desatada desde hace ocho meses, época en que las casas comenzaron a ser okupadas.
«Cada poco tiempo tiene que venir la Guardia Civil porque siempre hay problemas», incidía un hombre, cansado de vivir «puerta con puerta» con el bloque señalado. Lo cierto es que todos en esta zona del pueblo, al este de la región, conocen bien las particularidades de un vecindario que el domingo vivió su episodio más negro.