Apalean sin mediar provocación a dos jóvenes al volver de las fiestas de Vicálvaro
Los agresores patearon a sus víctimas en el suelo tras lanzarles antes una botella de plástico
Sin motivo y en manada. Marcos (nombre ficticio) terminó la madrugada del sábado en el hospital tras sufrir una agresión en la que no hubo provocación alguna. El joven, de 20 años, regresaba a casa junto a seis amigos después de haber pasado una noche divertida en las fiestas de Vicálvaro cuando, en la calle de San Cipriano esquina paseo de los Artilleros (a 15 minutos a pie del recinto ferial), un numeroso grupo de individuos los atacaron por la espalda . «Íbamos caminando y alguien por detrás nos lanzó con el pie una botella de plástico», relata, sin saber aún que aquel gesto de marras tan solo era la excusa para desatar un ataque de violencia gratuita.
Un compañero de Marcos se giró para pedirles que no tiraran nada porque había gente por delante: «Se lo dijo amablemente» . Pero dio igual. «Salieron a por él y lo tiraron al suelo», remarca, quien, asustado como el resto de su cuadrilla, presenció con impotencia la lluvia de patadas propinada a su amigo durante casi un minuto. «Por suerte, no le pasó nada grave», añade, al tiempo que recuerda a un tercer grupo de chicas que acudió a interesarse por el agredido: «Creo que iban con ellos, pero no estoy seguro». Al cruzarse con los atacantes, otro amigo de Marcos recibió una colleja antes de salir corriendo, perseguido por varios de los malhechores.
Fue entonces cuando el joven pateado trató de salir tras ellos para socorrerlo, momento en que Marcos y el grupo de chicas salieron a su paso para evitar males mayores. «Me acerqué a decirle que se tranquilizara», continúa, sin intuir la reacción posterior de uno de los agresores: «Escuché gritarle a mi amigo “qué le dices tú a la chica, gilipollas” ». Por suerte, un hombre que circulaba con su coche observó lo que estaba pasando y recogió a la víctima para llevársela de allí. Marcos, por su parte, echó a andar en dirección a su pandilla: «Con todo el lío, me había quedado rezagado».
Sin embargo, lejos de escapar, el joven sintió un fuerte puñetazo en el lado derecho de la cara. Ya en el suelo y con sangre en la nariz fruto del impacto, le dieron un pisotón en la espalda . «Las mismas chicas pidieron a los que me estaban pegando que pararan», remarca, a lo que otro de los atacantes respondió: «Qué dices tú, pedazo de puta, que te meto un pollazo y ni te enteras». Alertada por la doble agresión, la Policía Nacional se personó en el lugar de los hechos y requirió la presencia del Samur-Protección Civil. Los sanitarios atendieron a Marcos y le recomendaron que acudiera a urgencias : «Llamé a mis padres y fuimos al Gregorio Marañón». En el hospital fue sometido a un chequeo y le limpiaron las heridas.
Con el labio hinchado y las gafas completamente rotas, no pudo someterse a una radiografía de la mandíbula. «Me desmayé y tuve que volver al día siguiente», rememora, con el susto todavía metido en el cuerpo. Más tranquilo, se personó también en la comisaría de San Blas para interponer la correspondiente denuncia . Cuestionado por los agresores, Marcos incide en que el suceso fue tan inesperado que no tuvo tiempo de fijarse en sus rasgos: «Eran unos 15 y había de todo, gente muy joven y otros de más edad». Lo que sí tiene claro es que no los conocía de nada. «Venían buscando bronca», concluye, sin más «provocación» que la de cruzarse con ellos en el camino.
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