CARTAS AL ALCALDE
Wizink Center
Venimos confundiendo el riesgo con la fotografía, porque en lo de Raphael se cumplieron a rajatabla todas las medidas, incluyendo test PCR para trescientos trabajadores
Aún trae eco de trifulca, en la calle y en las tertulias, el concierto de Raphael en el Wizink Center. Resulta que hay mucho escándalo porque en el recinto se vio a mucha gente, y en las cenas de navidad se exige reducción severa de familia. De modo que al peatonaje le parece que o bien sobra el concierto de Raphael, o bien sobra la navidad con rebaja de comensales. Venimos confundiendo el riesgo con la fotografía, porque en lo de Raphael se cumplieron a rajatabla todas las medidas, incluyendo test PCR para trescientos trabajadores. Eso, y que el aforo se dejó incluso por debajo de lo aconsejado. Eso, y también que el Wizink Center renueva el clima cada doce minutos. Hasta se ha medido la calidad del aire, y resulta que se repartían 40 metros cúbicos de aire por cada espectador, cuando en una reunión de familia, dentro de un salón de treinta metros cuadrados, sólo corresponden diez metros cúbicos por persona. En síntesis, que el Wizink Center es lugar holgadamente más seguro que una casa segura, según la preceptiva solvente, y en vigor. Esto son datos, y no conjetura a vista de pájaro, o a la vista de un video de las redes, que suelen ser videos equívocos, o directamente falsos, o falseados. Uno lo que aquí ve, de arranque y cierre, son dos cosas. Una, que llevamos la medida del cabreo en general a cualquier novedad en particular. Y dos, que cuando algo concierne a Díaz Ayuso tenemos lío fijo. Ya sé, alcalde, que esta polémica del concierto de Raphael no es tinglado de su batuta, pero de algún modo sí, porque ya ve usted cómo se las gasta el gentío cuando no le dejan promover una asamblea de cuñados, para Nochebuena, mientras un cantante cumple el repertorio de cancionero y el repertorio de medidas de seguridad. Se trataba, con Raphael, de promover una cultura segura, y parece que se ha cumplido. Uno querría aprovechar la coyuntura del escándalo sin causa para reivindicar, además, que estos conciertos debieran ir cundiendo, alcalde, más los espectáculos de grada abierta, como el fútbol, donde ya no se comprende demasiado que no haya una cuota de afición. Como la escueta cuota de los comensales navideños, pero en plan estadio.