Cartas al ALCALDE

Vistillas

Este lugar de privilegio padece el abandono de las disciplinas de la limpieza, porque en él podemos ver muchas cosas, salvo que está pulcro

Ángel Antonio Herrera

Uno de los recodos de mayor vitola del casticismo está en Las Vistillas , como bien sabe usted, alcalde. Y ese recodo tiene ahora mucha novedad de grafitis, mucho alfombrado de botellón, mucho resto de basura de la batalla de la noche canalla, o las deshoras descuidadas. De modo que Las Vistillas están hechas un asco. Estuve paseando la otra tarde por ahí, hasta que atardece, y el cielo cae sobre la zona como un horizonte con el voltaje desganado de todos los colores. Es un maravilloso lugar de privilegio, el jardín de Las Vistillas, pero este lugar de privilegio padece el abandono de las disciplinas de la limpieza, porque en él podemos ver muchas cosas, salvo que está pulcro. Hay una estatura en honor de Don Ramón Gómez de la Serna , hay una estatua en honor a la Violetera, hay un arbolado de provincias, casi, pero hay, sobre todo, mucha mugre de la madrugada anterior, mucho desorden de latas de la juerga a la intemperie, mucha ferretería de sobras del cachondeíto nocturno y poco considerado con el vecindario, o el paseante. Las Vistillas son un enclave arrellanado que pilla mucho auge cuando San Isidro, o cuando la verbena de La Paloma, pero entretanto es un picnic de los que practican el botellón, y no usan papelera, o bien la preceptiva bolsa de basura. Ya sé, alcalde, que no es asunto suyo que el personal acampe en Las Vistillas, durante la noche, y deje allí la huella de su culpa, con toda la botillería vacía del alegre asueto asilvestrado. Yo sé, y lo sabemos, pero conviene que se ponga atención redoblada en sitios que padecen la suciedad, o incluso la mugre, y no sólo por principio estético sino por necesidad de higienes. Lo de los grafitis se comprende que es de difícil arreglo, porque los grafiteros no se cansan, y despintar un grafiti vale una pasta o pastizara, que se dice por la Latina. Pero en fin, ahí está la cosa. Los que ensucian Madrid parece que vivieran de enemigos en una ciudad propia, pero los que no la ensuciamos, no. Echele un vistazo de escoba a Las Vistillas, alcalde.

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