Cartas al alcalde

Lluvia

A los pies de esta columna han traido los lectores, a menudo, mucha queja a propósito del riesgo abierto del alcorque abandonado

Alcorque vacío en una calle del centro de Madrid Isabel Permuy

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No va a ser verdad que la lluvia es una cosa que sucede en el pasado, como vio el poeta, porque aquí en Madrid llueve, y el atasco es de presentísima hora punta. Escribo bajo la lluvia y vengo de un atasco, que es la poesía de Madrid, pero siempre que el atasco sea un atasco nocturno, contra lo que pregona la musa Díaz Ayuso, que ve en el atasco una poesía abierta las veinticuatro horas, de horario completo. Como el atasco da para ensoñaciones diversas, por el ralentí de la ruta, he comprobado que hay bastante alcorque vacío en varias calles de Madrid.

En muchas, alcalde. Y al rato, leyendo el ABC, se me avala que el Consistorio ha plantado, en este año, tres mil árboles, pero existen todavía unos 17.000 alcorques vacíos en la ciudad . El alcorque, como todo paseante ya sabe, es un espacio en la acera destinado a la plantación, un hueco en el asfalto para inaugurar un pinabeto o un madroño. Los alcorques, si están vacíos, son un desamparo estético, y un riesgo para quienes cruzan la ciudad no en patín, o en patín, incluso. Hay que ponerles su árbol correspondiente , o bien clausurar el alcorque, que más que un alcorque es un puro socavón donde igual se improvisa una papelera que pudiera romperse la crisma un jubilado.

Digamos entonces que quedan por ahí, repartidos al albedrío, 17.000 agujeros de riesgos, 17.000 trampas de descuido , que conviene enmendar. Si llueve, el ambiente se pondrá muy lírico, pero el alcorque aún deviene más imprevisible, porque es socavón y charca. A los pies de esta columna han traido los lectores, a menudo, mucha queja a propósito del riesgo abierto del alcorque abandonado. Creo que ya tiene usted, alcalde, unos dineros en proyecto para solventar tanto alcorque vacío, unos dineros de arbolado que vendrían a llenar todos los alcorques de Madrid a finales del año próximo. Aún va a llover, hasta entonces, pero, en fin, ya vamos comprobando que está usted al tanto de muchas cosas, más allá del desorden del coronavirus, y que tiene mirada próspera, y de futuro. Mejor árboles que sepultar de hormigón el alcorque. Alcorques no nos faltan, pero que tampoco nos sobren. La ciudad quedará chula, y mejor, y más amena de arbolados mientras padecemos lo poético del atasco bajo la lluvia de mediodía.

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