CARTAS AL ALCALDE

Continuidad de la terraza

Tienen un voltaje de jarana que han ocupado el descanso de los vecinos

Calle peatonal en el el Barrio de las Letras Guillermo Navarro
Ángel Antonio Herrera

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Las terrazas, sí, alcalde, resulta que las terrazas van a acabar siendo un problema serio. Madrid se arrima a la condición de terraza global, y esto será muy bueno para la hostelería, y la clientela, pero tiene en un grito de protesta al vecindario. La protesta es ya, incluso, una alarma, porque las terrazas han crecido como una yedra alegre, y van pillando sitio en las aceras, y los aparcamientos y los parques. De manera que entre una terraza y otra terraza apenas no caben peatones.

Pasa eso, alcalde, y que las terrazas tienen un voltaje de jarana y un chachachá de mobiliario que han ocupado el descanso y el silencio de las gentes que no son la terraza, sino los alrededores de la terraza. Escribió Julio Cortázar , en un relato inolvidable, que existe la continuidad de los parques, alcalde. Aúpa, misteriosamente, el escritor que cada parque, en el mundo, es la continuación de otro parque, distante, o próximo, con lo que vivimos un parque infinito que ha ido dispersándose por el ensanchamiento de un barrio, por el tentáculo de una avenida, por el desperezo, en fin, de la ciudad.

En Madrid, resulta que también empezamos a vivir la continuidad de la terraza, pero no con la interrumpida continuidad mágica de Cortázar, y sí con la continuidad pura y dura de anudar una silla última de terraza con la silla primera de la siguiente. No se me escapa, alcalde, que Isabel Díaz Ayuso viene de inventar la terraza, con lo que no va a ser fácil convencerla de que hay que frenar un poco, con la expansión del invento, porque ya llega a ocupar los pisos colindantes, y en vertical, con la verbena propia del establecimiento, y mientras los bares sacan a la calle tolderías los vecinos se gastan un dinero injusto en ventanas de aislamiento del ruido. Es cierto que no ocurre en todo Madrid, pero hay tres barrios, en concreto, que se quejan, y con razón. Son Centro, y Salamanca, y Chamberí. Así hablando en general, se ha duplicado ahí la oferta de terrazas, que dan buena intendencia al recreo de la ciudad, pero mala jornada al vecino, que es lo primero que hay que cuidar. Entre los pisos turísticos, que son un poco discotecas, y las terrazas en expansión, que son un picnic de ajetreos, nos vamos haciendo peor el barrio. La vida. Aquí mismo nos lo cuentan de epístola indignada los vecinos.

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