Aguado no descarta ningún escenario: ni ser presidente ni alternarse con Ayuso

Vox pide cambios en las leyes de LGTBIfobia e Identidad Sexual a cambio de su voto y Ciudadanos se niega

Vox exige a PP y Cs que firmen un «programa único común» para Madrid

Juan Casillas Bayo y Sara Medialdea

Ciudadanos mantiene todos los escenarios abiertos en la Comunidad de Madrid. Desde el partido no descartan ninguna opción. Ni la más probable, que Ignacio Aguado termine como vicepresidente autonómico, ni que sea él el jefe del Ejecutivo regional durante toda la legislatura. Aunque aún no han arrancado las negociaciones, fuentes de Cs tampoco cierran la puerta a una opción intermedia: la ya intentada en el Ayuntamiento de Madrid.

Si finalmente se decantan por esta última táctica, cabe la posibilidad de que se instaure un Gobierno repartido, en el que la candidata popular, Isabel Díaz Ayuso, fuera dos años la presidenta autonómica y los otros dos ocupara el cargo Aguado . Ese relevo, según el escenario que se abra, puede ser una de las palancas en la negociación que aún está pendiente de concretarse en la Asamblea madrileña.

Según fuentes de Cs, Aguado está convencido de que, pese al enfado escenificado por Vox, quien ha salido más reforzado de la composición de los ayuntamientos ha sido precisamente la formación naranja: de acuerdo con su lectura, han conseguido lo que querían –entrar en el Gobierno de Madrid– y que Vox se quede fuera de él –los de Rocío Monasterio ya han renunciado a lograrlo–.

Es, exactamente, el mismo esquema que pretenden repetir en la Comunidad de Madrid: no piensan sentarse a negociar con Vox de ninguna de las maneras, aunque sí podría ocurrir lo mismo que pasó en Andalucía: que PP y Cs negocien por un lado un acuerdo, y los populares lo trasladen luego a Vox. Este documento sí podrían firmarlo con el PP, aun suscribiendo estos uno con Vox, aunque dejando claro que algunos temas son irrenunciables para Ciudadanos, entre ellos la atención a los menores inmigrantes no acompañados (menas) o el respeto a los derechos del colectivo LGTBI.

Hasta las 2 del día 2

No obstante, su bien trazada estrategia puede verse condicionada por la realidad: son varios los protagonistas de esta representación. Ayer, fue Vox quien dio un paso al frente y presentó un documento en el que se compromete a negociar hasta las dos de la tarde del 2 de julio –e l día en que hay que fijar la fecha de la investidura madrileña– con quien le ofrezca «respeto, compromiso y lealtad», en base a unos principios programáticos, otorgando sus votos a cambio y siempre que «las tres partes» –lo que incluye a PP y a Cs– firmen «un programa único común». Vox renuncia a pedir consejerías; dice que sólo defiende «ideas».

Por un lado, propone eliminar o bajar impuestos regionales, realizar una auditoría de las subvenciones entregadas, eliminar entes y organismos que no supongan uso razonable del dinero público –los llamados «chiringuitos»–, suprimir la ayuda al exterior y crear una Consejería de Familia y Natalidad.

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También piden derogar algunos artículos de las leyes contra la LGTBIfobia y de Identidad Sexual, perseguir la inmigración ilegal y repatriar a los menores inmigrantes solos, requerir a los países de origen la factura sanitaria por quienes reciban atención aquí e ilegalizar organizaciones que fomenten la inmigración ilegal.

Si el 2 de julio no se ha llegado a acuerdo sobre este texto, se irá a una investidura que probablemente sería fallida y «tendremos todo agosto para seguir trabajando», algo que a Monasterio no le preocupa porque «para eso nos pagan» . Habrá tiempo de llegar hasta el 11 de septiembre antes de tener que repetir las elecciones.

Aguado, en una intervención muy breve y sin preguntas, en la que estuvo muy serio, cortó cualquier posibilidad de pacto con Vox: «No vamos a llegar a ningún tipo de acuerdo que frivolice con la violencia machista o ataque a los inmigrantes o los derechos LGTBI». Y remató: «Mis principios están por encima de un gobierno». Por eso, introdujo un nuevo elemento de inquietud al apuntar: «Intentaré acuerdos con partidos que quieran progresar», lo que parecía deslizar en el escenario, por primera vez desde las elecciones, la sombra del socialista Ángel Gabilondo .

Delicado momento en Cs

El quiebro de Aguado coincide con un momento especialmente complicado en la formación naranja, que ha perdido esta semana a varios de sus referentes más cercanos a la socialdemocracia, como Toni Roldán –que dejó todos sus cargos– o Javier Nart –que renunció a su puesto en la Ejecutiva–. Sus siguientes pasos se están mirando con mucha atención tanto fuera del partido como dentro. No en vano, haciendo gala de un gran olfato político, Íñigo Errejón bromeó con un «tamayazo democrático» y apeló a la «conciencia democrática» de los diputados de Ciudadanos a la hora de votar una mayoría alternativa, porque le consta, dijo, que «a mucha gente de ese partido no le gusta el trago por el que Rivera les quiere hacer pasar». Hoy, Ángel Gabilondo –candidato socialista– y Errejón presentan su propuesta de conformación de gobierno. La abstención de Ciudadanos sería suficiente para sacarla adelante, recuerdan.

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Isabel Díaz Ayuso y su equipo parecen mantener la calma en medio de este tsunami: insiste en su intención de intermediar entre Vox y Cs con vistas a encontrar el nexo de unión, porque «hay mucho que pelear; tendrá que haber tres partidos que se tienen que entender». Eso sí, pide fijar «cuanto antes» fecha para la investidura e insta al presidente de la Asamblea, Juan Trinidad (Cs), a que lo haga . El plazo termina el 2 de julio y hasta ahora no se ha celebrado ni siquiera la ronda de consultas a los seis partidos con representación en la Asamblea.

Respecto al documento de Vox, Díaz Ayuso lo recibe con «respeto hacia los votantes» y con intención de estudiarlo porque cree que «en líneas generales, podemos entendernos». Es lo que pasa, por ejemplo, con las rebajas de impuestos, la Consejería de Natalidad o el tema de la libertad de elección educativa.

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Otras cuestiones, sin embargo, son mucho más espinosas: la candidata popular despejó algunas como las relativas a la devolución de inmigrantes sin papeles, alegando que no son competencias regionales, e invitó a Vox a que sus representantes en el Congreso las planteen allí.

Retocar leyes

Por lo que se refiere a las leyes autonómicas que Monasterio pidió modificar –la de LGTBIfobia y la de Identidad Sexual–, ambas se aprobaron en tiempos de la presidenta Cifuentes (PP), y la primera con la ausencia del ahora número dos de Ayuso, David Pérez. La candidata popular entiende, no obstante, que «todo lo que sea regresar es un grave error, y no quiero hacerlo». Por eso, está dispuesta a retocar la ley «si en ella hay aspectos que se pueden mejorar» porque «no quiero que haya adoctrinamiento ni imposiciones». Pero no entrará en «un debate estéril que vuelva a dividir a la sociedad», que «es diversa: cualquier persona atacada por su identidad sexual tendrá siempre a su lado a la Comunidad de Madrid». En temas de inmigración, añade, «siempre los vamos a tratar desde el punto de vista de la humanidad».

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