91 años de la tragedia del Novedades: casi 80 muertos en la «escalera trágica»
El siniestro, en plena representación, provocó la huída desesperada de los espectadores, que murieron sobre todo por aplastamiento
Un incendio en plena representación, la oscuridad, el humo, el terror y la histeria desatada llevaron a una de las mayores tragedias de la historia de Madrid : con cerca de 80 muertos y unos 200 heridos se saldó el incendio del Teatro Novedades, en una noche de hoy hace 91 años: el 23 de septiembre de 1928.
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ABC relató en los días posteriores los acontecimientos del luctuoso suceso con todo lujo de detalles, y en un estilo periódistico propio de la época y muy diferente del que ahora se usa. El teatro, situado frente al Mercado de la Cebada , acababa de estrenar la obra "La mejor del puerto", y mientras se desarrollaba el segundo acto, dio comienzo en la zona de decorados un incendio que en pocos minutos había sembrado el terror en el lugar.
Eran poco antes de las nueve de la noche. El fuego creció voraz y surgió de entre los plieges del telón con una horrorosa llamarada, que aterrorizó al público e hizo que éste saliera despavorido en dirección a las salidas.
Suelo y techo ardían, al tiempo que lo hacían las butacas. Entre la confusión reinante, la luz se fue, quedando como única iluminación la de las llamas que crecían sin parar, amortiguadas por el humo que llenaba el lugar. La crónica describe cómo desde el anfiteatro hubo personas que intentaron huir bajando al patio de butacas deslizándose por las columnas, mientras otras, llevadas de la desesperación, se arrojaban directamente al vacío.
Desde el piso superior, por la perspectiva, se dieron cuenta de lo que ocurría más rápidamente que los del patio de butacas: de ahí que se arrojaran a la escalera, conocida en la prensa del momento como «la escalera infernal», en la que se formó un enorme tapón humano que causó decenas de muertos por aplastamiento.
Según relataban los periodistas, el origen del tumulto pudo estar relacionado con un espectador cojo que cayó, con su muleta, al intentar bajar rápido los escalones, y que en el tropiezo dejó la muleta cruzada , lo que causó más caídas y , por el volumen de personal que intentaba la huída por esa zona, originó en pocos segundos una enorme obstrucción.
Mientras, la noticia del fuego -que se extendió a otras casas vecinas y cuyas llamas podían verse desde distintos puntos de la ciudad- llevó hasta el lugar a muchos madrileños, unos por curiosidad, otros por tener noticia de algún familiar o amigo que se encontraba en el interior del teatro. Tanta gente se arremolinó en la zona, que dificultaron enormemente el acceso de los bomberos . Que, por otra parte, no pudieron entrar tampoco por la puerta principal por encontrarse esta taponada por una montaña de cadáveres.
Ante la tragedia, la prensa también recogía algún detalle de índole práctica: «Al intensificarse el fuego, uno de los empresarios, el señor Trujillo, se incautó de la recaudación de la taquilla, que importaba 3.143,45 pesetas».
Desde la entrada de la calle de Santa Ana pudieron entrar y comenzaron a actuar contra el fuego. Sobre la una de la madrugada, podía ya entrar el juez de guardia. Y esto fue lo que se encontraron: «El primer trozo de la escalera estaba materialmente taponado por un informe montón de cadáveres achicharrados. Detrás de este montón había otro quizá mayor, y detrás de este podían distinguirse los cuerpos de numerosas víctimas. Algunos cadáveres asían los cabellos del que tenían cerca, otros con los puños crispados, otros asidos a las barandillas laterales, y en los rostros de todos se advertían las huellas del terror».