80.000 vehículos al día se verán afectados por la demolición del puente de Joaquín Costa
El tráfico se desviará hacia la Castellana, M-30 y María de Molina
El puente de Joaquín Costa fue cerrado ayer al tráfico y será demolido . Los técnicos dicen que su vida útil ha llegado a su fin. Estaba, dijo el alcalde, José Luis Martínez-Almeida , «a punto de colapsar». Ahora, será demolido en una obra que se prevé compleja. Las autoridades municipales estudian qué hacer en el futuro en la zona, y si reconstruir o no una infraestructura que utilizaban cada día alrededor de 80.000 vehículos.
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El área de Obras del Ayuntamiento madrileño , que dirige Paloma García Romero, descubrió el problema en una inspección rutinaria del paso elevado, en febrero de este año. Entonces, explican fuentes municipales, se detectaron unas fisuras en la estructura que aconsejaron un estudio en profundidad, encargado a una empresa especializada. Como medida de precaución , se cortó entonces un carril por sentido en el puente, para reducir las cargas sobre el mismo.
Estudios de movilidad
El resultado del análisisa fondo fue concluyente: sufría daños estructurales irreparables, y «había un riesgo real de que se pudiera caer», explicaba ayer el alcalde Martínez-Almeida. Los técnicos aconsejaban su cierre total al tráfico con carácter inmediato; no sólo de la circulación sobre el tablero del puente, sino también por debajo del mismo, dado que el paso elevado registraba niveles de seguridad «significativamente inferiores a los valores contemplados en la reglamentación vigente».
El paso elevado une las calles Joaquín Costa con Francisco Silvela, y sobrevuela las glorietas de López de Hoyos y Príncipe de Vergara. Por todas ellas transitan a diario decenas de miles de vehículos. El Ayuntamiento es consciente de las dificultades que va a suponer para el tráfico en la zona el cierre al tráfico de esta infraestructura. No obstante, insisten en que era una cuestión de seguridad . El puente ahora deberá ser desmontado y la zona donde se encuentra, urbanizada.
El alcalde pedía ayer «paciencia» a los madrileños ante la que se avecina en el entorno. «Ya hemos hecho todos los estudios de movilidad, y se van a ejecutar todas las medidas necesarias para tratar de paliar las afecciones inevitables (al tráfico) que se van a producir», aseguraba el regidor.
El puente ha llegado al final de su vida útil y «había un riesgo real de que se pudiera caer», afirmó el alcalde
Desde el área de Medio Ambiente y Movilidad, que dirige Borja Carabante , explican a ABC que por el puente transitan a diario –con datos de febrero de este año– en torno a 40.000 vehículos por sentido, y entre 2.500 y 3.000 en hora punta de la mañana. La circulación se desviará hacia el paseo de la Castellana y la M-30, y por María de Molina.
El puente de Joaquín Costa forma parte del segundo cinturón de Madrid, el que componen las rondas y los bulevares. Fue construido en 1969, y tiene 360 metros de largo.
Grieta en 1990
Según informa el Ayuntamiento madrileño, el puente ha sido objeto de inspecciones periódicas mensuales y anuales y de cuatro grandes revisiones en los últimos ocho años :en agosto de 2012, abril de 2014, octubre de 2015 y septiembre de 2019. En ninguna se detectaron problemas de gravedad.
En noviembre de 1990 tuvo que ser cerrado al tráfico también, y someterse a una reparación de mayor calado , al detectarse una grieta en la calzada del muro inferior. Los expertos señalaron entonces que pudo deberse a la dilatación excesiva de una de las juntas de la estructura.