San Sebastián de los Reyes
123.960 golpes de solidaridad que valen un récord Guinness
El entrenador personal Ricardo Serravalle escribe su nombre en la historia al pasar más de 24 horas golpeando al saco de boxeo para luchar contra las enfermedades raras
En la rompedora crónica en forma de libro «Hiroshima», su autor, John Hersey, contaba que, tras el desastre atómico, hasta de las cenizas más radiactivas terminaron brotando plantas verdes. Una especie de renacer tras una vida rota. Sembrar algo de viveza derivada de una miseria personal . Algo de lo que sabe de qué trata, salvando las distancias, Ricardo Serravalle , por desgracia. O quizá por suerte. Él es un italobrasileño de 43 años que lleva cuatro afincado en la capital española y que ha logrado recientemente un récord Guinness al estar más de 24 horas golpeando a un saco de boxeo en el gimnasio Norte Real Sport Club, ubicado en la localidad de San Sebastián de los Reyes, por un buen motivo: donar todo lo recaudado a la lucha contra las enfermedades neurodegenerativas por acumulación cerebral de hierro (Enach), consideraras «ultra raras» y que afecta en su mayoría a niños durante su primera década de vida.
Serravalle aterrizó en Madrid con su mujer en abril de 2016 para buscar una vida mejor. Porque él conoce de primera mano lo que es el sufrimiento. A pesar de haber sido ocho veces campeón brasileño de kick boxing y campeón de jiu-jitsu brasileño, durante sus batallas deportivas siempre terminaba mareado .
En 2009, dejó de lado las artes marciales para preparar un Ironman -una prueba de triatlón extrema- y, mientras fraguaba su futuro éxito deportivo, sufrió tres ictus . Tenía un problema congénito en el corazón. Estuvo siete días en la UVI del hospital, le pusieron una prótesis cardíaca y, con el tiempo, fue recuperándose gracias a una mentalidad de guerrero. Sin embargo, la vida le tenía preparada otra desagradable sorpresa. Tres meses después de poder regresar a sus entrenamientos tras su recuperación, sufrió un accidente en el que se fracturó varios huesos de la pierna izquierda , dejándole consecuencias irreversibles. «El médico me dijo que no podría volver a caminar sin muletas. Fue una época terrible», recuerda a ABC.
Nada más lejos de la realidad. Tras un año sin poder apoyar el pie en el suelo, comenzó a hacer natación. Le gustó enormemente y se introdujo en el mundo de las travesías en el agua. Hasta que un buen día decidió que quería volver a intentar el Ironman . Dicho y hecho: en 2013 lo completó . «Mi vida cambió por completo, descubrí la fuerza que todos tenemos dentro cuando nos dedicamos a un objetivo, a un sueño, con todo el corazón a pesar de todas las dificultades. Descubrí que mi propósito era, a través de los valores del deporte, enseñar a las personas que nunca deben desistir de sus sueños», cuenta con orgullo. Fue un punto de inflexión. Fabricar empresas extraordinarias de la más oscura penumbra que supone verse al límite del precipicio físicomental . Decidió que era el momento de emprender retos solidarios, dos palabras que abarcan una idea principal: ayudar a los demás a superarse . Abrir puertas mentales y derribar muros físicos. Y recaudar dinero para causas necesarias.
El primer reto fue nadar 62 kilómetros en mar abierto, logrando su primer récord Guinness en Brasil. Luego llegaron las 24 horas nadando en una piscina sin descanso, entre otros varios que completó. El último que había realizado en España databa de 2018, cuando terminó el «UltraSolidario», que incluían 30 kilómetros nadados en una piscina, pedalear 24 horas en una bicicleta estática y un UltraMan, una prueba de una dureza extrema. Con el dinero construyeron parte de una escuela en una favela de Brasil .
Coreografía y meditación
Ahora, creía que era el momento de seguir colaborando. Y se inventó el reto de 24 horas golpeando al saco de boxeo gracias a una clienta de sus clases de entrenamiento personal que le comentó la precaria situación de su sobrina. «Solo 70 familias en España padecen esta enfermedad y había que hacer algo para ayudar» , dice Serravalle, con un español logrado, que no resultaría extraño entre los habitantes del barrio de Begoña, donde reside. Para completar el reto tenía que estar golpeando un día entero el saco con patadas y puñetazos. «Fue muy complicado seguir las reglas del Guinness. No podía dar más de tres patadas sin dar un puñetazo y al revés. Tampoco podía quedarme más de dos segundos soltar golpes. Tuve que hacer una coreografía pegando al saco para no liarme. Cada hora completada tenía cinco minutos para relajar, estirar o comer », detalla el atleta. «Lo más difícil del reto fue que no podía ir al baño cuando me entraban ganas y el dolor en la tibia cuando pegaba en la costura del saco constantemente», añade Serravalle.
La meditación, cuenta, le ayudó mucho para seguir hacia adelante en esta aventura. «En estas maratones, hay momentos de bajón, pero lo importante es saber administrarlos ». Pero, sobre todo, fueron las ganas de ayudar las que le imprimieron las energías necesarias para estar un día entero, entre el sábado 22 de febrero y el domingo 23, sin parar de lanzar toda su artillería. Para seguir «Peleando por la vida» , como se apodaba el reto solidario que completó con éxito. 24 horas, 10 minutos y 2 segundos fue su marca. 123.960 los golpes para derrotar a la enfermedad . «No logramos recaudar mucho para la asociación», lamenta, pero «sí que es verdad que conseguimos mucha visibilidad de la causa». Desde luego, la victoria ha sido por decisión unánime.