ELECCIONES DE 1977
Unos comicios históricos tan atípicos como anecdóticos
Por desconocimiento del proceso, actuaciones irregulares y situaciones insólitas, ciertos ciudadanos coparon las noticias al ir a votar
![Una mujer mayor ejerciendo su derecho al voto en las elecciones de 1977](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2017/06/16/votacion-ktpD--1240x698@abc.jpg)
Las elecciones del 15 de junio de 1977 no solo pasarán a la historia por ser los primeros comicios democráticos tras la dictadura. Después de 40 años de régimen franquista, los ciudadanos españoles encontraron no pocos problemas para ir a votar por distintas razones: desconocimiento del proceso, actuaciones irregulares y situaciones insólitas.
Las anécdotas se sucedieron a lo largo y ancho de España durante la jornada electoral. Desde Albacete a Málaga, pasando por Canarias y Madrid . Ningún punto de la geografía española estuvo exento de atender las miradas de la población.
Incidentes de presidenta de mesa
En Bilbao, una niña de tan solo ocho años fue designada presidenta de mesa en un colegio electoral. Este hecho llamó la atención no solo por la edad de la niña, sino porque, legalmente, no podía cumplir con dicha función debido a su juventud.
La situación se subsanó en cuanto la madre conoció el hecho. Se puso en contacto con la Junta Municipal del Censo para subsanar este error, y dicho organismo procedió a ello. Esto quedó como una mera anécdota más, sin llegar la niña a tener que personarse en el colegio electoral.
En Albacete, un trabajador del campo reventó de un puñetazo una urna electoral de su colegio
En la misma ciudad, otro presidente de mesa sufrió un desafortunado percance. Mientras ejercía su labor en un colegio electoral de Bilbao, padeció un ataque epiléptico. Afortunadamente, fue atendido por sanitarios de la Cruz Roja y al cabo de unas horas fue dado de alta.
En Huelva, en un colegio electoral se dio la situación de que tan solo sabía leer el presidente de mesa. Los vocales eran analfabetos , con lo que los partidos políticos presentaron una denuncia ante la Junta Electoral Provincial. Ésta optó por sustituir a los vocales por funcionarios del propio Ayuntamiento de la ciudad ya que ante tal contratiempo no había sustitutos suficientes designados como para cubrir los puestos.
En Benicarló (Castellón) se fraguó una situación del todo imprevista. Un hombre, que casualmente era presidente de mesa, alegó objeción de conciencia para ejercer este cargo por ser Testigo de Jehová. Tras estudiar la Junta Electoral el caso, aceptaron su objeción de conciencia y optaron por sustituirle.
La objeción de conciencia, cabe decir, que no tuvo amparo legal hasta una sentencia del 11 de abril de 1985, cuando el Tribunal Constitucional declaró que para ser objetor de conciencia no era necesario que estuviera previsto en ninguna ley, sino que se encontraba incluido de forma implícita en la Constitución.
Pese a que en aquella época no figuraba la objeción de conciencia, la Junta Electoral sí tuvo en cuenta la orientación religiosa de este hombre (Testigo de Jehová) para decidir apartarle de su deber.
Percances al ir a votar
La mayor parte de las anécdotas de la jornada electoral se circunscribieron al momento de ir a votar.
En Albacete, un trabajador del campo de 47 años entró en cólera en el momento de depositar su voto. La situación se zanjó con una de las urnas rotas . El hombre propinó tal puñetazo a la urna que ésta se resquebrajó y tuvo que ser sustituida.
En Sevilla, una anciana se empecinó ante los vocales y presidente de mesa de su colegio electoral en que su voto fuera a parar a Francisco Franco. La mujer acudió al centro de votación con la firme intención de que le indicaran cómo hacerlo, aunque, como es lógico, no pudo llevarlo a término.
Le comentaron a la anciana que dirigir su voto a Franco era imposible. En su lugar, localizó a Carlos Arias Navarro , que se presentaba al Senado, y dirigió su voto hacia él.
En Las Palmas, una anciana acudió a votar con ilusión pero a su llegada al colegio le fue imposible ejercer su derecho. Al dar su nombre en la mesa, le indicaron que no figuraba inscrita , con lo que no podía votar. Tal fue su desdicha, que rompió a llorar delante del resto de ciudadanos, protagonizando uno de los momentos más emotivos de la jornada electoral.
En Ávila, se demostró que no existe límite de edad para votar. Una mujer de 113 años acudió a las urnas para votar en las primeras elecciones democráticas tras la dictadura. Así, se convirtió en la mujer más longeva en ejercer este derecho.
Una cárcel sin presos en ella albergó un colegio electoral en A Coruña
En Orense, la desolación se apoderó de un hombre que tampoco pudo votar. Este ciudadano había realizado el enorme trayecto desde París a la ciudad donde estaba empadronado para poder depositar su papeleta, pero allí le comentaron que no figuraba en el censo y, por tanto, no podía votar.
En Benicarló (Castellón), unos novios a punto de casarse protagonizaron la anécdota del día . En lugar de ir a votar antes de prepararse para la boda, decidieron acudir a su colegio electoral ya de punta en blanco. La novia con el traje típico y el novio con el suyo, depositaron su voto ante la mirada de curiosos y extraños que, en vista de la situación, les dejaron pasar para no retrasarles ya que tan solo llegaron con media hora de antelación con respecto a la ceremonia.
En Valladolid, dos ancianas estuvieron durante largo rato en su colegio electoral al no entender lo que tenían que votar. Ambas mujeres llegaron para depositar sus votos, aunque de una forma distinta. No pretendían incluir candidaturas políticas, sino simplemente votar «sí».
El presidente de mesa y los vocales trataron de explicar a las ancianas que eso era imposible, que debían votar a partidos políticos. Finalmente, lograron entrar en razón y votaron como cualquier otro ciudadano.
Incidentes electorales
En Madrid, se dieron dos casos nada afortunados con respecto a las papeletas. En el distrito de Carabanchel, un colegio electoral tuvo que cerrar a las 14.30 horas debido a que no existían papeletas para que los ciudadanos pudieran votar. Los presidentes de mesa decidieron que solo ejercieran su derecho quienes traían sus papeletas de casa.
En este caso, tuvo que acudir un notario a certificar las anomalías y se procedió al cierre del colegio electoral sobre la hora de la comida.
También en Madrid, en La Elipa concretamente, un grupo de ciudadanos decidió intervenir en el proceso electoral de forma nada democrática. Acudieron al colegio para retirar de todos los estantes las papeletas de FET de las JONS .
La situación se subsanó a lo largo del día gracias a la rápida intervención de las autoridades. Tuvieron que encargar más papeletas y, quien deseaba votar a dicho partido, pudo hacerlo.
Un colegio electoral en la cárcel
En Betanzos (A Coruña), se dio una situación nunca vista. Un colegio electoral fue instalado en una cárcel . No había en ella ningún preso encarcelado, con lo que todas las celdas permanecieron abiertas, provocando la intriga de los ciudadanos que se acercaban a votar.