Juan Fernández-Miranda - ANÁLISIS

El motor del cambio

La Transición fue un proceso liderado por Don Juan Carlos y ejecutado por una clase política por lo general culta que conocía el pasado, entendió el presente y conquistó el futuro

Juan Fernández-Miranda

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Si hubo un protagonista en la Transición española, ese fue Don Juan Carlos. Supo interpretar y canalizar los anhelos de libertad de los ciudadanos españoles, a quienes convirtió en depositarios de la soberanía nacional. Fue Don Juan Carlos quien señaló el destino del viaje que España emprendió el 20 de noviembre de 1975: la democracia constituida en forma de Monarquía Parlamentaria, la misma por lo que había luchado su padre, Don Juan, desde los primeros años cuarenta.

En esa lógica carece de todo sentido su ausencia en el único acto solemne sobre los cuarenta años de las primeras elecciones. Desde su abdicación, el Rey emérito ha sabido permanecer en un discreto segundo plano, pero su inmensa autoridad, que ayer sí brilló en el homenaje a Helmut Kohl en Bruselas, ni se debe ni se puede soslayar. La Transición fue un proceso liderado por Don Juan Carlos y ejecutado por una clase política que conocía el pasado, entendió el presente y conquistó el futuro. Pero, cuidado, no es un mito protagonizado por personajes divinos, sino un éxito real y, por tanto, imperfecto.

Nuestro deber no es, pues, mitificarla, sino explicarla y entenderla como lo que ya es: el proceso político más importante de nuestros últimos doscientos años. Y el principal responsable de aquel proceso fue Don Juan Carlos, el auténtico motor del cambio.

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