sesión de control
Rueda reivindica el refrendo a la Xunta del 28M
Reta a Pontón a ponerse de acuerdo con el PSdeG y permitir que el PP gobierne en la ciudad de Orense
Así quedó el mapa local gallego tras las elecciones municipales

No podía ser de otra forma. La primera sesión de control en el Parlamento autonómico ha estado completamente marcada por los resultados del 28M y el horizonte del 23J, por más que tanto PSdeG como BNG intentaran dirigir las preguntas al presidente de la Xunta por otros derroteros. Pero Alfonso Rueda ha encauzado el debate hacia el balance electoral y lo ha aprovechado para reivindicar el refrendo que supone la victoria del PPdeG a las políticas del gobierno gallego. «Se empeñaron mucho» en que el 28M «fuera un plebiscito a nivel autonómico», ha recordado a la oposición; querían una «lectura autonómica de las elecciones municipales»; «ahí tiene usted», ha lanzado a Pontón, esa «lectura autonómica de las elecciones»: un triunfo de los populares, avalado «alto y claro» en las urnas, que se recuperan del golpe del 19. «Por mal camino no iremos», ha apostillado el mandatario.
Rueda -quien tuvo el 28M su primer examen electoral al frente de su partido- ha recordado en O Hórreo, al reanudarse el primer pleno poselectoral, que los partidos políticos acaban de preguntar a los gallegos qué opción preferían, y el PP subió cinco puntos -la suma del alza de los dos grupos de la izquierda con representación en el Parlamento fue del 0,7-, los socialistas «bajaron una burrada de votos» y el BNG obtuvo 21 puntos menos; el partido que apoya a la Xunta, ha subrayado, consiguió siete veces más apoyo que los partidos que «se oponen».
El jefe del ejecutivo autonómico ha asegurado que, asumiendo que hay «muchas cosas que mejorar», piensa «seguir trabajando como hasta ahora». Al frente de una Xunta «unida», que incidirá, ha dicho, en mejorar los servicios públicos, sin generar problemas nuevos, con gestión eficaz, aprobando los Orzamentos en tiempo, ejecutando los programas que permiten prestar servicios, «sin necesidad de hacer ningún cambio, reivindicativos ante el Gobierno central, pase lo que pase el 23J. «Somos previsibles, sí, es una de las cosas de las que presumimos, es lo que la gente pide en tiempos de incertezas. Previsibilidad y estabilidad. Por eso ganamos las elecciones otra vez», ha defendido.
Al hilo, sobre la decisión, ratificada en público ya el pasado lunes, de no hacer coincidir con las generales las elecciones autonómicas, previstas para el próximo año -la posibilidad sobrevoló buena parte de la jornada de resaca del 28M-, ha enfatizado en el hemiciclo: «Me alegro mucho de tener la capacidad, como presidente de la Xunta, en la parte que puedo, de sustraer a la sociedad gallega de todo esto y darle estabilidad»; «evitarle a Galicia todo ese desastre» que ha achacado a Pedro Sánchez y su gestión, redondeada por la convocatoria electoral de julio, un «canto del cisne» que ha entonado «pensando en él exclusivamente, en él por encima de todo, como hace siempre». Por delante, algo menos de dos meses que ha augurado que depararán de nuevo un «carrusel de promesas».
Rueda no ha dejado de poner en la picota el análisis que han hecho tanto PSdeG como BNG de su desempeño en las urnas el pasado domingo. De los primeros ha comentado que tras decir Álvarez que habían sido «malos», pero susceptibles de haber sido «aún peores», después «empezó a recoger velas», probablemente por «un toque» desde el partido. Hasta que salió Sánchez con su anuncio de la convocatoria del 23J a «darles un baño de realidad, y de la cruda, además», que les ha arrastrado con su estrategia de «de perdidos, al río», aunque lo haya vestido Valentín González Formoso de «valentía democrática». Sin preguntar a O Pino, algo comprensible a la vista de sus resultados del 28M, ha hurgado en la herida. En cuanto al Bloque, ha afeado que, con 300.000 votos menos que el PP, quiere gobernar Santiago con el «mínimo número de votos que tuvo siempre», con la mitad de apoyos que los populares y la cuarta parte de ediles de la corporación, vendiéndolo como una «victoria incontestable».
A Álvarez, en su segundo turno, no le ha quedado más remedio que entrar al trapo. Reivindicación de que el PSdeG fue la segunda fuerza más votada y de que «la suma del voto progresista en Galicia es mayor» que el apoyo al PP. El «triunfalismo» de los populares lo que «esconde» es un «auténtico fracaso» a la luz de las mayorías absolutas cosechadas, ha apuntado. «Si el resultado de las elecciones municipales fueran autonómicas, hoy estaríamos hablando de otra realidad distinta», ha señalado, para augurar que «en su momento», Galicia estará «en manos de un gobierno progresista presidido por el PSdeG».
Antes, el socialismo gallego habrá de celebrar primarias para unas elecciones que distan mucho de estar convocadas, despejada el lunes la incógnita de un adelanto en paralelo al nacional. Al respecto, el portavoz de Formoso ha asegurado que Rueda «tenía a todo el gobierno movilizado por si era necesario convocar un Consello extraordinario de la Xunta» y «disolver el Parlamento». «Pueden reírse todo lo que quieran, esa era una realidad, un escenario que ustedes barajaban», ha terciado. Para apostillar: «Le temblaron las piernas para no vincular su futuro al incierto del señor Núñez Feijóo». Tuvo «miedo», ha insistido, y las «urgencias» del lunes «no son las mismas que tiene hoy».
Baltar como ariete
La estrategia de Pontón se ha centrado en retratar a Rueda como incapaz de dirigir Galicia por ser un presidente «débil» que no es «capaz de dirigir» el PP, que, ha dicho, «va de escándalo en escándalo», en alusión a la infracción al volante de Manuel Baltar, presidente de la Diputación de Orense, y subsiguientes informaciones en prensa. La respuesta de Rueda, ha acusado, ha consistido en «callar» y «mirar para otro lado», mientras su «imagen» queda «manchada por la corrupción», en alusión a unos audios atribuidos por Público al hermano de Baltar, de nuevo ariete de la oposición.
«¿Qué va a hacer con Orense?», ha preguntado Pontón al presidente, a quien ha inquirido si el PP piensa «repetir lo que pasó hace cuatro años», por el pacto con Jácome que concedió a este la alcaldía y permitió a Baltar retener la Diputación. «Mientras no nos aclare qué va a hacer con Orense, lo único que está demostrando es que le queda muy grande el traje de presidente».
Rueda -quien ha dicho de Pontón que «está a un nivel de egocentrismo nivel Pedro Sánchez»-, ha recriminado a la líder del Bloque su «cinismo», por hablar de corrupción cuando «estuvo gobernando con la señora Silva hasta que el pueblo dijo basta», en alusión velada al 'caso cuñada'. Y ha respondido al envite sobre Orense. Ya que «se hartaron de decir que en ningún caso permitirían gobernar» a Jácome, lo tienen «muy fácil», ha retado: «Apoyen a la segunda lista más votada, que les dobló a ustedes en votos, sea coherente», y «póngase también de acuerdo con sus socios del PSOE» -de quienes ha dicho que «no se sabe quién manda en Orense», y ha sugerido que «nadie», como a nivel gallego-. Ante el equilibrio de fuerzas que deparó el 28M, es necesario un entendimiento a tres bandas. Pontón le ha pasado la pelota a Rueda y éste la ha devuelto a su tejado.
El presidente de la Xunta, quien ha augurado que los nacionalistas volverán a abogar por la continuidad de Sánchez en Moncloa, ha dicho que le «alegraría muchísimo que el 25J a España también llegue el sentidiño», esto es, celebrar el Día de Santiago un triunfo dos días antes del PP que permita a Feijóo presidir el Gobierno. El PSdeG, «no con mucho ánimo», intentará contribuir a que no llegue el «cambio», y después funcionará como «muletilla del BNG», que con la vista puesta en las autonómicas pregonará que «Galicia no es nacionalista». Pero, ha remachado Rueda, «Galicia no es nacionalista, ya nos encargaremos de demostrarlo».