Entrevista a la presidenta del consello da cultura galega
Rosario Álvarez: «Las políticas de inmersión lingüística no han funcionado, hay que replanteárselas»
La pontevedresa hace balance de su gestión durante la pandemia y analiza el porvenir del sector cultural gallego

Rosario Álvarez (Pontevedra, 1952) revalidó recientemente su cargo al frente del Consello da Cultura Galega. «Afronto el segundo mandato como continuidad del anterior», explica a ABC. «Tampoco había habido una ruptura entre mi primer mandato y el anterior, del que formaba parte de la ejecutiva ... como vicepresidenta. Es buena la continuidad (...), se pueden redondear una serie de proyectos que tenía pensados».
-La pandemia condicionó totalmente su primer mandato.
-La pandemia nos cogió como cogió a todo el mundo. Teníamos un calendario de cuatro años, y en año y medio vino la pandemia, pero sí es cierto que nos cogió en mejor situación que a otras instituciones: teníamos experiencia en la vía digital. Nuestra web tenía dos décadas de trabajo, con gente entrenada, muy metidos en ese mundo. Teníamos previsto en cuatro años reforzar lo digital, pero en vez de hacerlo poco a poco, lo tuvimos que hacer de la noche a la mañana. En general, pocas cosas dejamos de hacer. Muchas de ellas las que teníamos pensado hacer de forma presencial y las hicimos en formato digital, pero las hicimos.
-Una de las novedades de la pandemia fue publicar los barómetros para analizar la situación del sector cultural gallego.
-Desde el Observatorio estábamos pensando en hacerlo para tener mediciones que pudiéramos comparar a lo largo del tiempo. Y con la pandemia dijimos: 'Este es el momento'. Mientras duró la pandemia los hicimos semestrales, y ahora anuales. Dentro de unos años veremos la curva de evolución del sector, los éxitos y fracasos. También nos dieron buena información las publicaciones estadísticas de datos de otros organismos.
-¿Qué diagnóstico se extrae de los barómetros de estos dos años?
-Vemos que hay mucha desigualdad, como en pandemia. Incluso hubo sectores que pegaron un repunte porque podían sobrevivir en el confinamiento, pero otros como las artes escénicas o la música no. Pero en general se ven signos de recuperación y, sobre todo, mayor confianza en el futuro. Cada vez que hacemos una encuesta, hay más optimismo.
-En este sentido, ¿las ayudas de la Xunta y Gobierno a la cultura han sido acertadas?
-Toda ayuda es buena. Ha habido sectores que se han acogido más que a otros. Pero el tejido de Galicia es muy pequeño, y a veces es muy difícil llegar a microempresas culturales. Uno de los temores que teníamos era que las ayudas llegaran a las grandes empresas, que eran las que menos lo necesitaban, pero llegaron a todo el mundo.
-También han realizado informes ajenos a temas estrictamente culturales, como uno sobre los eólicos.
-Tenemos que velar por la defensa y protección y legado de todo el ecosistema cultural. El patrimonio natural y paisajístico también hay que preservarlo. La propia Administración nos solicita muchos informes de impacto ambiental. Muchos concellos y asociaciones de vecinos nos mandaron un aluvión de solicitudes pidiendo ayuda sobre los parques eólicos, y decidimos hacer una intervención transversal.
-Los datos de sus informes sobre juventud y cultura no son nada esperanzadores. Por ejemplo: uno de cada cuatro niños nunca ha ido al cine, mucho menos a ver películas en gallego.
-No ven películas en gallego porque no las hay. El problema no está en los jóvenes. La cultura es un derecho que alcanza a todos los ciudadanos por igual. Tienes derecho a que se te transmita tu cultura. Si no programamos cultura para los mayores o para los niños estamos privándolos de un derecho. Estamos preocupados por la transmisión de la cultura. Y también tenemos que ver qué tipo de cultura les ofrecemos. Ellos no rechazan la cultura gallega audiovisual, ni en los videojuegos… Es que existe muy poca y tienen pocas opciones de acceder a los productos.
-¿Y no hay cierto complejo en los creadores a la hora de crear en gallego?
-Podría haber de eso, pero estoy segura de que muchos estarían encantados de hacerlo en gallego.
-¿Cuál es la situación de la cultura gallega en un mundo tan globalizado? ¿Está amenazada?
-En este momento estamos en muy buen momento. Tenemos una necesidad de abrir vías e internacionalizarnos, crear relaciones con, por ejemplo, la cultura anglosajona. Que sepan que existimos y que tenemos productos que ofrecer. Si pensamos en términos de literatura, en los últimos Premios Nacionales nunca faltan autores gallegos en algunas categorías. Podemos competir, aunque parezca que estamos en una situación de desigualdad. Se ve muy bien también en el boom del audiovisual gallego. O en gastronomía, o moda.
-Tras años de políticas de inmersión lingüística se ve que no ha aumentado el número de hablantes.
-Es evidente que no han funcionado tan bien como quisiéramos que funcionaran. Llega el momento en el que, visto que pasan los años y de manera reiterada se ve que no es cuestión de esperar un poco más, sino que no se dan los resultados esperados, habría que replantearse si la política que se estaba llevando a cabo era la ideal. Otros lo consiguieron, pero nosotros, que teníamos un punto de partida bueno, vamos perdiendo esa ventaja que teníamos, sobre todo en número de hablantes. Hay algo que hay que reconsiderar. Es un problema que afecta a toda la sociedad, no es solo educativo. Y mientras no nos demos cuenta de eso, la solución es difícil.