El garabato del torreón
Darío Villanueva
Estoy convencido de que en la concesión del Puro Cora a Darío Villanueva hay más que un homenaje al filólogo, al académico, al profesor, al investigador y al crítico literario
La pasada semana el profesor Darío Villanueva recogió en Lugo el premio Puro Cora, con el que desde hace treinta años el diario 'El Progreso' distingue a relevantes periodistas y escritores en periódicos. Basta la lista de premiados para percatarse del rango de la convocatoria: ... Jaime Campmany, Manuel Campo Vidal, Ramón Villares, Vicente Verdú, Lucía Méndez y José María Carrascal son algunos nombre de los que figuran en esa notabilísima orla.
El currículo del profesor Villanueva es sencillamente apabullante: catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, numerario de la RAE (institución de la que fue director), Medalla Castelao, rector de la universidad de Santiago, doctor 'honoris causa' por otras varias universidades, autor de una copiosa bibliografía, etcétera, etcétera…
Pero uno admira en el profesor Villanueva, tanto como su sabiduría —exenta siempre de pedantería y ostentación—, la entereza con que afronta el compromiso, profesoral y académico, de denunciar los estropicios que la dictadura de la corrección política, la posverdad y la estupidez causan a nuestra lengua o, más bien, a nuestras lenguas, porque tanto el gallego como el castellano son víctimas de similares achaques.
Estoy convencido de que en la concesión del Puro Cora a Darío Villanueva hay más que un homenaje al filólogo, al académico, al profesor, al investigador y al crítico literario.
Hay también, creemos, el reconocimiento al coraje de quien no está dispuesto a 'morderse la lengua' ante aquellos que un día sí y otro también perpetran —con impunidad cuando no con aplauso— la abolición de la Gramática y la imposición de una nueva censura.
Por fortuna, hay todavía quien, como el profesor Villanueva, hace suya la imperecedera palabra del gran Quevedo: «No he de callar por más que con el dedo, / ya tocando la boca o ya la frente, / silencio avises o amenaces miedo». En la España de hoy, eso no es tan fácil.
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