el garabato del torreón
Baroja pasa por Galicia
En la primavera de 1935 repitió don Pío la ruta que la columna del general Gómez había realizado un siglo antes
El día 28, cuando los Inocentes, irá siglo y medio del nacimiento de Baroja. Ramón Piñeiro tenía muchas reservas hacia don Pío: le reprochaba que en algunas de sus novelas mostrase cierto desdén hacia los gallegos. Por contra, Celestino F. de la ... Vega sentía admiración por el escritor vasco, con quien había cruzado algunas cartas y a quien había visitado en su piso madrileño de la calle Ruiz de Alarcón, con Gamallo Fierros de introductor de embajadores.
En la primavera de 1935 repitió don Pío la ruta que la columna del general Gómez había realizado un siglo antes, cuando la primera guerra carlista. Don Miguel Gómez y Damas había salido de Amurrio. Don Pío salió de Vera de Bidasoa, es decir, de su casa. Se acompañaba del fotógrafo Marina y de Juan, el chófer del automóvil que los lleva por España adelante. Las crónicas de la excursión salen en 'La Esfera', la revista de la que fue dibujante Manolo Bujados, lugués de Viveiro. En Lugo, Marina retrata al escritor junto a la Porta de Santiago.
Don Pío entra a Galicia por Grandas de Salime. Llega de noche a A Fonsagrada. Cena en una fonda que parece «un hotel casi modernista». La chica que atiende a los viajeros habla de Portela Valladares, el insistente diputado del distrito. Siguen viaje a Lugo, ciudad en la que las tropas de Gómez no llegaron a entrar. La muralla, la plaza mayor y la catedral despiertan admiración en don Pío.
Sigue el viaje. Hay feria en Melide. Y romería en A Castañeda, a tiro de piedra de Arzúa. Las parejas bailan pasodobles. De vez en cuando, «para respetar el color local», suena una muiñeira. Junto a los bailarines, dos frailes pasionistas, «gruesos y bien vestidos».
Por fin, Compostela. Hace calor. Algunos mendigos sestean en la escalinata de Platerías. No consta visita a la catedral. La etapa siguiente es Ourense. Queda anotada el agua hirviendo de As Burgas. Desde Ourense, a Ferreira de Pantón y Monforte, que «tiene aire de pueblo antiguo importante». Castro Caldelas es la última parada gallega. Y bordeando el Sil, a Carucedo, ya en León. Y después, el Bembibre de Gil y Carrasco y Ponferrada con su «aire de ciudad señorial». Se completa así el periplo gallego de don Pío siguiendo las huellas Gómez, el infortunado general carlista.
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