El 65% de los habitantes del rural no ve factible crear un negocio
Un estudio apunta a la falta de servicios e infraestructuras como el principal lastre
La mayoría de quienes emprenden en el mundo rural lo hacen para poder quedarse a vivir en su territorio. Pero todavía son pocos los que logran ver oportunidades. Tres de cada cuatro habitantes creen que no las hay y el 65% no ve factible crear su propio negocio. Así lo recoge el estudio 'El emprendimiento rural: situación actual y perspectivas de futuro', presentado esta mañana en la Confederación de Empresarios de Orense (CEO).
Alberto Vaquero, uno de los autores del estudio, profesor de la UVigo y miembro de los grupos investigadores GEN UVigo y GEM Galicia, destacó que el principal lastre es la falta de infraestructuras y servicios en este entorno. Sin ellos no hay iniciativas o son pocas. El informe, según precisó la CEO en un comunicado, recoge un análisis de las características del emprendimiento en municipios del ámbito rural español de menos de 5.000 habitantes. Es un trabajo multidisciplinar firmado por un equipo de investigación integrado por especialistas de las universidades de Cantabria, Jaén, León y Extremadura, y en el que participa, por parte de la Universidad de Vigo, el propio Alberto Vaquero.
El estudio concluye que la edad media de las personas que tienen intención de emprender en los próximos meses es de 38 años. Entre las que ya están gestionando su propia empresa, la edad sube a 43 años en nueva actividad y a 50 años en consolidada.
Sin embargo, el análisis detalla que, el último año, «en el que la situación laboral sigue sufriendo las consecuencias de la pandemia y, quizás por eso, se detecta una mayor actividad de este colectivo», algo más del 30% de las actividades emprendedoras nuevas son promovidas por personas menores de 35 años. «Reconectar a la juventud con el territorio es básico para fijar población», advierte el documento.
El motivo fundamental que lleva a la puesta en marcha de un negocio propio en el ámbito rural es claramente generarse su propia alternativa laboral para no tener que abandonar su entorno vital. El perfil educativo de las personas emprendedoras se reparte, según el informe, entre formación secundaria y superior (universitaria y FP de grado superior), aunque se detecta una cada vez mayor presencia de emprendimientos que se llevan a cabo con estudios universitarios; lo que, de continuar la tendencia, implicará «una mejor preparación a futuro del colectivo emprendedor rural». Pero aún falta formación. El trabajo recoge que «solo una de cada tres de las personas que tienen intención de arrancar un nuevo negocio recibieron formación específica relacionada con la creación y gestión del mismo».
El documento también señala que los negocios orientados al consumo son mayoritarios en el ámbito rural, aunque también tienen una fuerte presencia las actividades del sector primario. «La situación delicada por la que atraviesan las explotaciones agrarias, con envejecimiento de sus titulares, sin relevo generacional y con rentabilidades a la baja, y que se agravó por la pandemia, llevó a que en el último año el emprendimiento en el sector primario se redujo alarmantemente, lo que hace urgente prestar especial atención a este sector», destaca el informe. Además, se trata de negocios de muy pequeño tamaño. La mayor parte de las iniciativas no cuenta con personas asalariadas (53%). Le siguen aquellas que dan empleo a entre una y cinco personas.
Desde la CEO, su presidenta, Marisol Novoa, recordó que la patronal de la provincia cree que los fondos europeos deben llegar también a las zonas más despobladas. Pidió otro enfoque en los criterios para los Next Generation, para que destinen también al rural proyectos de mejora de la movilidad y la conectividad; y atiendan a poblaciones de menos de 50.000 habitantes.