Cuarto singuante
Lady Di, presente
Lo cierto es que estos días se habla tanto de condolencias como de coincidencias
Las dos murieron casi el mismo día (con 25 años de diferencia), una lo hizo en un túnel y otra en Palacio, pero ambas comparten las noticias de actualidad como si su recuerdo estuviese obligado a perpetuarse inseparable. No hay más que ver los reportajes ... que emiten las televisiones para comprender que en la histórica efeméride del fallecimiento de Isabel II, la que fuera su nuera, la 'princesa del pueblo', Lady Di, está más presente de lo debido. ¿Caprichos del destino, karma, quizás casualidad…? No lo sé. Pero lo cierto es que estos días se habla tanto de condolencias como de coincidencias. Las flores en las verjas de Palacio alternan con las imágenes de Diana Spencer decorando informativos con su gesto tímido; y, por supuesto, sin ambas quererlo, desde ahora el aniversario de sus fallecimientos irá indefectiblemente unido, por mucho que a la flamante reina consorte, Camila, no le haga ni pizca de gracia. Aquel accidente de París –que tan pronto se llevó la vida de Diana– y este óbito real –que llega tras un reinado de récord– marcarán la agenda de cada inicio del curso en tierras británicas. A lo mejor, el consuelo ayuda a los ingleses a sobrellevar la cuesta de septiembre, tan dada a martirizarnos con la vuelta al cole, la subida de la luz, el combustible…, esas cosas.
A nosotros, por estas tierras, asuntos de tanta suntuosidad monárquica nos afectan más bien poco. Nuestra familia real, sin estar exenta de polémicas que van y vienen, no se reviste de tanta fanfarria ni de cetros ceremoniosamente portados por las calles (eso sí: contemplados con veneración y en sorprendente silencio, como aconteció en la toma de posesión de Carlos III con el público a pie de valla). Nosotros, digo, somos más eclécticos. A lo largo de la historia, hemos bebido de diferentes fuentes de conocimiento y decidimos no jugárnoslo todo a una carta: reyes, vale, pero en su justa medida, con equilibrio, respeto y agradecimiento por los servicios prestados, aunque sin dejarnos llevar nunca por el mesianismo. Sentidiño, que diríamos. No sé si les pasa lo mismo, pero estos días yo contemplo este funeral de Estado más por entretenimiento que por interés informativo. Quizás sea el recuerdo de Diana que, de tan presente, a veces eclipsa el brillo de Elisabeth, aunque también es cierto que una reina siempre es una reina.
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