crónicas atlánticas
Cosas de trenes
Viajar en tren gratis está bien, pero no vaya a ser que ese dinero se sustraiga de inversiones importantes
Los trenes en Galicia van llenos. Nunca tanta gente ha optado por ese medio de transporte como ahora, con la gratuidad de los viajes de media distancia que ha decidido el Gobierno.
Al gallego le gusta ir en tren, cierto, y por eso la administración ... debe tomar nota y apostar por nuevas infraestructuras ferroviarias, porque el tren es gratis temporalmente pero muchos gallegos no tienen la posibilidad de subirse a uno.
En Ferrol y en Lugo hay estaciones, pero casi nadie las usa porque los servicios no son competitivos y FEVE se ha convertido en un recurso decorativo con cada vez menos servicios, cuando podría ser un eje vertebrador de todo el norte de Galicia.
Y qué decir de la posibilidad de que las áreas metropolitanas cuenten con servicios de cercanías. Solucionaría el grave problema de tráfico de las ciudades, pero ni se ha planteado de modo serio. Y la conexión sur con Portugal, que el Gobierno silba cada vez que sale el tema.
Más cosas pendientes: un año después de la puesta en funcionamiento del AVE a Galicia, gran parte de la comunidad sigue sin disfrutarlo de modo pleno.
Cuando uno llega a Orense se tiene que cambiar de tren o esperar que adapten la maquinaria al diferente ancho de vía si quiere continuar viaje hacia Vigo o Coruña.
Se me escapan los criterios técnicos que aconsejaron cambiar el ancho de vía en medio de Galicia así como los motivos reales del retraso en la llegada de los vehículos que salvan automáticamente ese obstáculo, pero es una cuenta pendiente del Gobierno con esta comunidad.
El tren gratis está muy bien, pero no vaya a ser que ese dinero que gastamos en financiar viajes de ricos y pobres se sustraiga de inversiones pendientes y necesarias. ¿Cuál es el problema? Que ningún proyecto nuevo que se plantee estaría listo para las próximas elecciones generales, y aquí de lo que se trata es de ganar comicios, no de mejorar la vida de la gente. Falta altura de miras y lo más triste es que no es nada nuevo.
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