Un Xacobeo para convencer al Papa

En los asuntos vaticanos, todo exige una cierta ritualidad, un procedimiento ordenado. Eso incluye la materialización del objetivo deseado por tantos países como es recibir una visita del Papa en su territorio, un acontecimiento que va más allá del mero hecho religioso. Que Francisco visite Galicia con motivo del Xacobeo 21-22 es uno de los anhelos tanto de la Xunta como de la Iglesia compostelana para este doble Año Santo extraordinario. En esa ritualidad se enmarca la visita de la próxima semana de Alberto Núñez Feijóo y monseñor Julián Barrio a la Santa Sede, que no presupone resultado alguno pero que sí permite albergar un moderado optimismo de cara a que el Papa acabe por abrazar al Apóstol.

De la entrevista de Feijóo y el arzobispo compostelano con Francisco no saldrá —salvo sorpresa mayúscula— una confirmación de la visita a Galicia. Los viajes oficiales del Papa se anuncian apenas un par de meses antes de que se lleven a cabo, según la práctica habitual del Vaticano con este tipo de acontecimientos. En el más optimista de los escenarios, podría avanzarse la intención de Francisco a comienzos del próximo año, cuando se traslada a los periodistas que cubren la información de la Santa Sede algunas de las previsiones para el año que empieza. Ahí podría aparecer Galicia . O no.

En todo caso, los viajes oficiales del Santo Padre no son una decisión tomada a la ligera sino que tienen detrás un trabajo previo de preparación de aproximadamente dos años. En la actualidad, Francisco acumula más de noventa invitaciones de países de todo el globo para que realice una visita oficial. El calendario para este año prevé que participe en el Congreso Eucarístico que tendrá lugar en Budapest después del verano, y que acuda a Glasgow en noviembre a participar en una cumbre climática, junto a los principales líderes mundiales, aunque esta última cita está todavía sin anuncio oficial.

Los viajes del Papa a cualquier destino pueden articularse a través de dos vías. Está la visita oficial como Jefe de Estado del Vaticano, con recepción de su homólogo en el país de destino y la pompa propia de la diplomacia internacional. Pero Francisco ha demostrado también su gusto por la peregrinación, el formato empleado para su viaje a Fátima en 2017, con menos carga política y más mensaje religioso. Dado que Santiago tiene el fuerte componente del Camino, con los valores de la construcción europea como gran atractivo apostólico, esta opción no sería descartable.

España es un destino que en 2022 está en la agenda del Papa por dos motivos principales. Por un lado, la celebración jacobea; y por otro, los 500 años del hecho jesuita , la transformación de Ignacio de Loyola en el Monasterio de Montserrat. Ambos son acontecimientos de enorme importancia dentro de la Iglesia y concretamente para Francisco, jesuita de formación. De hecho, se da casi por hecho que, de producirse la visita a España, no sería a una única ciudad sino que combinaría ambos acontecimientos.

Además del trabajo que está haciendo la política, hay dos personas clave en el trabajo callado para lograr que el Papa venga a Galicia. La figura de monseñor Barrio, arzobispo de Compostela se conjuga a la perfección con la del nuncio del Vaticano en España, Bernardito Cleopas. La interlocución de uno y otro con Roma se antoja muy relevante para conseguir el fin deseado . Hay, además, un elemento novedoso en el papado de Francisco, y es que desde su llegada, las estructuras vaticanas —tradicionalmente canales muy cerrados y vinculantes para llegar al Santo Padre— se han visto complementadas con diálogos directos con el sucesor de Pedro, que escribe, telefonea o se reúne con quien considera, esquivando los formalismos del pasado.

Los guiños del Papa con Santiago están siendo evidentes. Primero, la prolongación del Año Santo; ahora, la entrevista con Feijóo y el arzobispo. La dirección parece la adecuada para el anuncio más deseado. El tiempo dirá si los anhelos fructifican.