Fin de las térmicas
El viento toma el relevo del carbón
Endesa y Naturgy tramitan unos 1.100 megavatios de eólica en Galicia tras decidir cerrar Meirama y As Pontes
Después de una década de parálisis, antes de que acabe el año entrarán en funcionamiento 20 nuevos parques
El cierre de las dos centrales térmicas de carbón reducirá aproximadamente en un tercio el total de emisiones de CO2 que Galicia lanza a la atmósfera cada año. La descarbonización de la Comunidad, que supondrá un importante paso para luchar contra el cambio climático, rebajará también la potencia eléctrica instalada en casi 2.000 megavatios (1.400 en As Pontes y 563 en Meirama). Tanto Endesa como Naturgy confían en el viento para suplir esa capacidad de generación de energía que ahora se pierde.
La propietaria de Meirama empezó antes a hacer los deberes. En enero de este año, Naturgy daba carpetazo a su primera idea de invertir más de 100 millones de euros en la central del municipio de Cerceda para adaptarse a las exigencias europeas sobre emisiones contaminantes. La antigua Gas Natural Fenosa está tramitando actualmente 800 megavatios nuevos en Galicia. 65 de ellos corresponden al parque eólico que pretende instalar en la zona en la que se encuentra la térmica. «Naturgy empezó un proceso de transformación a renovables muy rápido y este año es la que más parques tiene», indica José Manuel Pazo, presidente de la Asociación Eólica de Galicia (EGA). Tras más de diez años de parálisis en la instalación de aerogeneradores en los montes gallegos, antes de que acabe el año una veintena de parques entrarán en funcionamiento . Sumarán unos 480 megavatios a los 3.300 que ya estaban instalados en Galicia. Con la nueva capacidad eólica se podrían abastecer las necesidades de unas 450.000 viviendas. Naturgy será el propieario de seis de esos parques. La eléctrica, que prometió una inversión de 80 millones de euros en la zona tras anunciar el cierre de Meirama, sigue estudiando la posibilidad de instalar también una planta de gas renovable a partir de residuos ganaderos y orgánicos industriales.
A Endesa, sin embargo, la aceleración del fin del carbón le estalló en las manos. La compañía, propiedad de la empresa pública italiana Enel había empezado la transformación necesaria para seguir quemando carbón hasta 2035. Mientras acometía una inversión de 217 millones de euros para reducir la emisión de gases contaminantes como el como el dióxido de azufre o el óxido nítrico, se quedó fuera del mercado. Los mecanismos ideados por la Unión Europea para reducir el CO2 le obligaban a pagar un importante sobrecoste por su emisión y sus precios dejaron de ser competitivos. En abril sus hornos se pararon. La eléctrica no ha dado todavía carpetazo definitivo a la posibilidad de encenderlos de nuevo para quemar biocombustibles. Pero al presentar la actualización de su plan estratégico ya dejó claro que mira hacia las renovables para afrontar su futuro. Endesa, indican fuentes de la compañía, está preparada para construir en España 2.800 megavatios adicionales hasta el año 2022. Dos tercios serán solares y el resto, eólicos.
La compañía, a través de Enel Green Power, espera poner en funcionamiento antes de que acabe el año dos nuevos parques con aerogeneradores en Galicia, que el conselleiro de Industria, Francisco Conde, visitaba esta semana. Localizados en el ayuntamiento de Paradela (Lugo) supondrán aumentar la potencia instalada en 54 megavatios. Sumando otras instalaciones, Endesa confía tener instalados en total 62 megavatios nuevos antes de 2020 . En los próximos años continuará su expansión eólica. Según el registro de Red Eléctrica, en total tramita en Galicia 300 nuevos megavatios.
Pero Endesa quiere acelerar el ritmo hacia las energías limpias en Galicia. Según explica el presidente de EGA, la compañía busca «comprar potencias de proyectos» que ya tienen la tramitación avanzada y ya se están desarrollando a otras empresas.
Autopistas de la energía
Asociadas a las centrales térmicas de Meirama y As Pontes, tanto Naturgy como Endesa disponen de importantes nudos de evacuación de la energía que producían las centrales térmicas. Son una especie de autopistas por las que circula la electricidad para poder ser distribuidas. Para sacarles rendimiento, la instalación de nuevos parques eólicos, debería acometerse en un radio de unos 40-50 kilómetros, explica José Manuel Pazo. Sin embargo, en zonas como As Pontes ya casi no quedan montes próximos donde el viento sople con suficiente fuerza para instalar nuevos aerogeneradores. Las buenas ubicaciones están ocupadas.
El pasado 23 de noviembre, el Gobierno central publicó en el BOE un Real Decreto para regular la retribución y dar respuesta al cierre de las centrales de carbón. El acceso a estos nudos de evacuación es un aspecto clave. «Básicamente dice que estos puntos de conexión de centrales térmicas y nucleares se adjudicarán en su día mediante un concurso público a las empresas que ofrezcan mejores medidas de compensación tanto sociales como medioambientales».
Desde el comité de Empresa de la central térmica de As Pontes temen que la intención de Endesa es olvidarse de los biocombustibles y centrarse en el viento, una fuente de energía que, según denuncia, genera muchos menos puestos de trabajo. Pero desde la Asociación Eólica de Galicia difieren de esta lectura. «En Galicia hay 4.000 personas dedicadas al mantenimiento y gestión de los parques eólicos», indica Pazo. Según sus cifras, cada megavatio nuevo que se construya generará diez empleos. El presidente de EGA asegura que Galicia es la única Comunidad que cuenta con «todo el proceso de producción» necesario para un parque eólico. «La transición energética tal y como se le presenta a España es el mayor desarrollo económico de la década», sostiene.
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