CULTURA
Victoria Armesto: la Pardo Bazán del siglo XX
Dos décadas después de su muerte, se busca recuperar y poner en valor la figura pionera y fascinante de la escritora, periodista y política coruñesa
Junio de 1977. Elegida diputada en el Congreso por la provincia de La Coruña, bajo las siglas de Alianza Popular, María Victoria Fernández-España (1925-1999) concede una entrevista a ABC. «Quiero que nuestra región no siga quedando menoscabada. Desde hace quinientos años no ha representado en el concierto nacional el papel que le corresponde por derecho. Ha sido injustamente marginada, olvidada. Quiero decir que los propios gallegos somos a veces culpables de esta marginación». Una pincelada del pensamiento de una mujer pionera, adelantada a su tiempo; periodista, escritora y política ; emprendedora y empresaria; adalid del galleguismo, el feminismo y el ecologismo. Una figura merecedora de ocupar páginas en los libros de texto.
«Sorprende, siendo diputada constituyente, puente de la democracia, primera defensora del medio ambiente y paisaje y belleza, feminista convencida y periodista popular, que su figura se haya ido desdibujando con el tiempo », lamentaba recientemente su hijo, Juan Fernández-Armesto, en el acto de conmemoración del 20º aniversario de la muerte de Victoria Armesto, el seudónimo que eligió Fernández-España para sus escritos y con el que ha pasado a una posteridad que debería haberla tratado mejor. «Como otras figuras de la Transición, quedó difuminada por el tiempo (...) y es una figura desconocidísima para la gente», incide en conversación con ABC la historiadora Pilar Rodríguez. Ella ha sido la encargada de documentar la web (www.victoriaarmesto.es) que pretende ser una suerte de punta de lanza en un proceso para «recuperar y reivindicar» su figura;«que a partir de ahora se inicie una serie de estudios y trabajos que la pongan a valor», enfatiza la historiadora.
«La coruñesa más importante del siglo XX», la elogiaba en ese acto de recuerdo su paisano y exalcalde de La Coruña, Francisco Vázquez. Rodríguez va más allá: « Emilia Pardo Bazán es la gran gallega del siglo XIX y María Victoria Fernández-España es la gran gallega del siglo XX . La situaría a esa altura. No sabría decirte cuál de las dos es más importante». Habla con el conocimiento de causa que le otorgan los casi dos años que ha pasado sumergida en su vida y obra. Admite que, más allá de lo que ha trascendido hasta ahora, «no esperábamos encontrarnos un personaje tan fascinante y tan lleno de matices». Tanto que le cuesta destacar una faceta, aunque se decanta por feminismo y galleguismo, por desafiar las convenciones de su época y abrir camino.
«Empezó a escribir prontísimo. Los primeros escritos son con 13 años. Y desde que empezó a escribir siguió escribiendo hasta el final. Ahí está la historia de España». Historia que retrató con « una escritura finísima, muy fácil de leer, muy culta, con muchísima ironía y con muchísima empatía », autora de «unas crónicas parlamentarias que son deliciosísimas». Pero que también protagonizó. Diputada entre 1977 y 1986, fue «la primera mujer que estuvo en la Mesa del Congreso —llegó a vicepresidenta— y la parlamentaria que más preguntas e interpelaciones hizo al Gobierno» en su primera legislatura.
Espíritu libre y curioso
Para Rodríguez, además de un espíritu libre y una curiosidad innata, la clave de Armesto reside en que « supo aprovechar la vida que le tocó vivir »: venir de una familia acomodada, vinculada al periodismo, y casarse con un colega, Felipe Fernández Armesto, «Augusto Assía», a quien acompaña a Estados Unidos y Alemania entre 1950 y 1966. Desde allí informa a España, a la que retornaría para publicar su obra fundamental, «Galicia feudal» (1969), volcarse en la política, dejarla en 1986 y, por supuesto, escribir y escribir.
«Hay toda una corriente de recuperar a científicas, a periodistas, a literatas. Este es el momento» de Armesto, asegura Rodríguez. «En el feminismo en España es una de las pioneras. Intelectualmente también, porque fue una gran divulgadora de la cultura gallega . Y eso no hay que olvidarlo», añade la historiadora. A su juicio, los escritos transmiten que «era buena persona» y ése es «su mejor legado». Yvaticina: «El tiempo pondrá a María Victoria en su sitio».