Cambio climático
El verano ha duplicado su duración y se ha adelantado dos meses en los últimos 60 años
Galicia registra una media de sesenta días de calor frente a los 30 de la década de los 50
«Estamos en una lucha contra el tiempo» , señalaba en abril de 2016 el entonces secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, durante la ceremonia oficial en la que 175 países estamparon su firma en el Acuerdo de París, el documento llamado a sustituir a partir de 2020 al Protocolo de Kyoto como referencia del compromiso de los gobiernos en la reducción de las emisiones causantes del cambio climático. La meta: paliar el impacto de la actividad humana de modo que la temperatura mundial no crezca más de dos grados en 2100 respecto a la era preindustrial, el límite descrito por la comunidad científica para que los efectos del calentamiento global ( en forma de inundaciones, hambrunas, sequía y pérdida de cultivos ) no sean tan devastadores.
La evidencia de los cambios en el clima es rotunda y el repaso de las series históricas constata la magnitud de la transformación . La investigación desarrollada desde la Universidade de Santiago (USC) por los geógrafos Alberto Martí y Dominic Reyé, miembros del grupo Geobiomet de la Universidad de Cantabria, confirma un adelantemiento del verano y un progresivo incremento del número total de jornadas en las que Galicia alcanza temperaturas propias del estío.
El calor llega antes y se queda más tiempo. Analizando el número de jornadas en las que la capital gallega alcanza los 25 grados, los investigadores aprecian un aumento de 5,2 días por década. «Es bastante significativo que hayamos pasado de unos 30-33 días de verano en las décadas de los 50-60 a algo más de 60 días como media en la actualidad; se ha duplicado la cifra de días de verano , sin duda es un dato a destacar», expone Alberto Martí. Y los resultados expresados para Santiago, son extrapolables al conjunto del territorio autonómico: «Hemos visto que son representativos de lo que puede ocurrir en buena parte de Galicia», afirma el investigador.
Las gráficas elaboradas por Martí y Reyé son igualmente elocuentes en lo que se refiere a la fecha de entrada de esos primeros días de altas temperaturas. Si en los años 50 los valores de verano se presentaban entre principios de mayo y principios de junio, desde el cambio de milenio se anticipan a abril , adelantándose a razón de 7,1 días por década. En paralelo, el calor se retira más tarde, aumentando el número de jornadas con anomalías térmicas por altas temperaturas en otoño: la capital gallega ha pasado de una media de 15 días cálidos en los otoños de los 50-60 a 20-25 en los últimos años. Datos, apunta Alberto Martí, que no harán más que confirmarse cuando el estudio pueda incluir los registros del presente ejercicio.
La transformación se observa del mismo modo en la reducción de las jornadas de frío, con un retroceso del número de días con heladas en el interior de la Comunidad de 1,4 por década: de un promedio de 19 anuales en los años 50 a una docena en la actualidad.
Más allá de la recogida y análisis de datos, el trabajo de Geobiomet persigue el desarrollo de conocimiento de utilidad para la adaptación de los seres vivos y las actividades económicas (agricultura y animales de producción) a los cambios marcados por el clima. Las transformaciones constatadas en las series climáticas gallegas, apunta Alberto Martí, son comunes a otras partes del mundo y tienen una repercusión directa en la salud de las personas , en actividades económicas como la agricultura y la ganadería, en el sector forestal y el turismo. También, en las reservas de recursos hídricos y en el riesgo de incendios .
Alertas biometeorológicas
El grupo de investigación trabaja en la identificación de patrones de relación entre las variables atmosféricas y determinadas enfermedades. «Se trata de ver qué tipo de situaciones aumentan el número de ingresos en distintas patologías, sobre todo de tipo respiratorio, las más sensibles a las variables de temperatura y humedad, pero también de enfermedades cardiovasculares, de tal manera que se pudieran hacer previsiones biometeorológicas para que, por ejemplo, las autoridades sanitarias y los hospitales puedan prepararse para recibir un pico de ingresos vinculados a determinada patología », explica Martí. Por el momento, el grupo ya ha publicado resultados relativos a la epidemia de gripe: los mayores aumentos del riesgo de hospitalización en Galicia por esta causa se producen entre 5 y 6 días después de la llegada de masas de aire procedentes del suroeste y del sur asociadas a situaciones más inestables, con precipitaciones en invierno y mucha mayor humedad.
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