Ciclo de conferencias CorBI
«Veinte Nobel han pedido a Trump que siga apoyando la investigación»
Expertos médicos abordan en La Coruña la degeneración de las células del cerebro
Más que una caja llena de secretos todavía no revelados, el cerebro humano es para el Nobel de Medicina Tosten Wiesel un reto inagotable. A sus 92 años, este neurocientífico visitó ayer La Coruña para participar en un ciclo de conferencias que lleva su nombre y que es el segundo de los proyectos que pone en marcha CorBI Foundation , con el objetivo de impulsar la investigación científica desde Galicia al resto del mundo. Junto a dos de los creadores de esta ambiciosa fundación radicada en la urbe herculina, el Nobel abordó el estudio de las demencias como una realidad con la que se han visto obligadas a convivir las sociedades actuales, cada día más envejecidas.
En opinión de Wiesel, que ha dedicado décadas al análisis de las conexiones neuronales, la clave para frenar enfermedades como el Alzheimer está en detectar signos tempranos para evitar la muerte cerebral. En esta línea, el científico sacó a relucir un estudio que demuestra que el entrenamiento cerebral ayuda a prevenir o a ralentizar este tipo de patologías asociadas a la edad y que apunta a que en profesiones «con una vida intelectual más activa» son menos los casos contabilizados que en la población general. Acerca de la escasez de tratamientos aplicables a las demencias, Wiesel explicó que la dificultad que los investigadores se encuentran radica en que el envejecimiento del cerebro no tiene marcha atrás, no es reversible. «Una herida en la piel se puede curar porque las células se regeneran, pero una lesión en el cerebro no es reversible porque cuando una célula muere, muere para siempre». O al menos, hasta el momento.
Sentado junto al Nobel estaba ayer en La Coruña otra autoridad en la materia, el director del laboratorio de neurobiología de The Rockefeller University, Charles Gilbert. Apasionado de los circuitos cerebrales, este investigador evidenció la plasticidad del cerebro , una cualidad en la que en un futuro podría radicar la cura de determinadas lesiones cerebrales. A modo de ejemplo, Gilbert sostuvo que este descubrimiento permitió modificar de unos años a esta parte el protocolo de actuación en casos de recién nacidos con cataratas. Esta maleabilidad determinó que la intervención para atajarlas no debía retrasarse tanto en el tiempo como la antigua metodología apuntaba, porque era necesario abordar el problema antes de que los bebés llegasen a un «periodo crítico». El cambio propuesto permite desde años curar la ceguera con una sencilla operación a niños que nacen con cataratas congénitas.
Más en armas
Consultados por el plano económico de sus trabajos, tanto Wiesel como Gilbert estuvieron de acuerdo en su encuentro con la prensa en la necesidad de potenciar la investigación a través de líneas de financiación estables y comprometidas. Como ejemplo, el director en la Rockefeller University se refirió al papel de los filántropos en los Estados Unidos, y en su relevancia a la hora de apoyar nuevas terapias que están en un estadio muy previo. Los invitados de la CorBi Foundation tampoco pasaron por alto el cambio de gobierno en EE.UU. y recalcaron que Trump debe mantener los apoyos que los investigadores reciben . «El apoyo que recibe la biomédica —de 30.000 millones de dólares— es equivalente a lo que recibe un solo proyecto armamentístico. Esto es muy mala idea porque el retorno social de la investigación biomédica es enorme», aclaró el doctor Gilbert. Por su parte, Wiesel reveló que más de una veintena de premios Nobel han firmado un documento solicitando el compromiso del nuevo presidente de los Estados Unidos con la ciencia, la investigación y los científicos.
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